miércoles, 28 de enero de 2009
La belleza de lo gris
lunes, 26 de enero de 2009
DESMONTANDO A DARWIN
No es un truco. Es 'Snowball', una cacatúa muy marchosa que no actúa por imitación. Según publica el suplemento XL Semanal, su baile ha modificado la manera en que los neurocientíficos entienden los procesos asociados a la percepción de la música y el movimiento rítmico, ya que contradice la tesis darwinista de que sólo los cerebros humanos están predispuestos para la danza. Otra teoría que se le desmonta al pobre Darwin. No sé dónde vamos a parar...
Aunque Snowball baila con el ritmo y la sincronización de un niño de cuatro años, el investigador Aniruddh Patel, del Instituto de Neurociencias de La Jolla (California) asegura que es una habilidad que está presente en la mayor parte de los pájaros, pero no en los primates, puesto que la capacidad de bailar se asocia con nuestras habilidades vocales. Asimismo, otros animales como los delfines, las focas y las ballenas tienen la misma capacidad, por lo que también deberían poder bailar, "aunque aún no lo sepan", explica el investigador. Según él, este descubrimiento podría llevarnos a importantes avances sobre la compleja relación neuronal entre los sistemas auditivo y motor, lo que podría ayudar a desentrañar enfermedades como el párkinson.
No es difícil de creer. Los beneficios de la danza en el ser humano saltan a simple vista. Además, tiene la ventaja de que es un comportamiento universal que puede ser practicado por todos y a cualquier edad. Y siempre responde a un estímulo positivo. Personas de distintas edades y condición física pueden bailar durante horas en una fiesta sin sentirse agotadas gracias a la adrenalina y la serotonina que sus cuerpos generan durante la danza. Y tan a gusto. Que no es lo mismo hacer idéntico esfuerzo picando piedra. Por eso no es extraño que todos conozcamos a alguna abuela, suegro o tía entradita en años a quien no le gana nadie en la pista de baile, que parece no cansarse nunca, pero que no sabe lo que es ponerse un chándal para hacer deporte.
Y es que otros expertos aseguran que la realización de movimientos coordinados estimula nuestro centro de recompensa cerebral. Bailar pone en funcionamiento los mismos centros cerebrales que despiertan el placer de una buena comida o de la risa, una razón evolutiva para que esta forma de expresión haya perdurado en el tiempo.
Pero que no se preocupen los abonados a la barra fija. Según los diversos estudios, podría valer ser un mero espectador. Resulta que cuando vemos bailar a alguien se activan las mismas zonas del cerebro que lo harían si fuéramos nosotros los bailarines -el efecto en los michelines, sin embargo, no es el mismo-. Las responsables de esta "identificación con el otro que baila" son las neuronas espejo, una serie de células nerviosas que residen en el área motora del cerebro y que provocan nuestra emoción cuando un bailarín interpreta una pieza cargada de sentimiento. O sea, que vale mirar, pero los efectos son más o menos buenos dependiendo de a quién miras. Así que elige bien la próxima vez.
El científico Lawrence Parsons, de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) ha demostrado que bailar mejora la memoria operativa, la planificación ejecutiva, la habilidad en la realización de multitareas y la concentración -Snowball debe ser entonces la cacatúa más lista y eficiente del mundo-. Además, la danza tiene efectos psicológicos positivos, ya que ayuda a expresar nuestros sentimientos y comunicarnos con los demás. Será verdad. ¿No os ha pasado nunca haber visto bailar a una persona y no necesitar saber nada más de ella? A mí, por fortuna unas veces y por desgracia otras, me ha dado a menudo esa sensación.
martes, 20 de enero de 2009
AL MARGEN DE COYUNTURAS
A principios de este mes de enero aparecía en las páginas de Heraldo Abierto la historia de un matrimonio de rumanos que había tenido trillizos estas Navidades y que se las veía y deseaba para organizarse con los pediatras, el trabajo de él, y las citas con el médico de ella, que sufre una embolia pulmonar como consecuencia del parto. No pueden contar con la ayuda de su familia, pues viven solos en Zaragoza, y se encontraban atados de pies y manos. El problema era que la mujer, Magdalena, no podía acudir a su centro de salud cada semana para hacerse las pruebas pertinentes, totalmente necesarias para su salud -desde el parto, corre el riesgo de que su sangre se coagule-. Su situación le impedía salir de casa, sus bebés nacieron prematuros y el temporal en la calle tampoco animaba a sacarlos. Además, el matrimonio vive en un cuarto piso sin ascensor, con lo que la tarea de bajarlos a los tres, carrito aparte, es inviable para una sola persona que además no se encuentra al 100% físicamente. Su marido, Florín, hizo lo que pudo durante el permiso, pero volvió al trabajo y tuvo que dejar sola a su mujer.
He aquí que una señora llamada Guadalupe, madre de cuatro hijos, ve la noticia, se detiene en ella y decide hacer algo por esta familia. De hecho, puede hacerlo porque, según ella, tiene mucho tiempo libre. Y no encuentra mejor forma de aprovecharlo. Así que, sin pensárselo mucho, llama a Heraldo de Aragón para que le pongan en contacto con el matrimonio y ofrece su ayuda desinteresada. Ella irá a cuidar a los tres niños mientras su madre se tenga que ausentar para acudir a sus citas con el médico. Una vez a la semana o las que sea necesario. Magdalena no da crédito a lo que sucede. Una desconocida va a ayudarle sin darle nada a cambio. A partir de ese momento, algunas asociaciones como Familias Numerosas de Aragón '3ymás', Cruz Roja y los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza se movilizan. Seguramente su reacción haya sido más motivada por el altruismo de Guadalupe que por la noticia publicada por el diario. O tal vez pensaran que si una señora de a pie podía hacer mucho por esta familia de rumanos, algo más podrían hacer ellos.
El viernes 16 de enero, Guadalupe acudió a las 8.15 horas a casa de Magdalena para que ésta fuera a tratarse de su dolencia pulmonar. Unas nociones básicas de la cantidad de leche que tomaba cada trillizo y las horas a las que debía darles el biberón fueron suficientes para que Magdalena pudiera acudir "tranquila" a su cita con el médico a las 8.35. Tan sólo tardó 45 minutos en volver, y al despedirse, quedaron en que la próxima semana irían juntas al pediatra.
Guadalupe cree que no hay nada que agradecer, a pesar de que Magdalena no para de darle las gracias. Dice que los trillizos "son muy buenos" y que le gustan mucho los niños. Además, insiste en que a sus hijas les ha inculcado la importancia de ayudar a quien lo necesita, y que si no es ella quien da ejemplo, "a ver quién va a ser".
Para Guadalupe, cuidar a estos niños se ha convertido en una bonita experiencia y, sobre todo, en una satisfacción. Pero lo más evidente es que para el resto de mortales se convierte en todo un ejemplo de solidaridad y empatía. Ese tiempo lo podía haber empleado en mil cosas, incluso alguna de ellas podría haberle reportado algún beneficio económico, pero ella ha preferido ser útil a quien lo necesita y no puede permitirse pagar. Y con su acción ha arrastrado a varias asociaciones que a partir de ahora prestarán más ayuda a esta familia. Para que luego digan que una sola persona no puede hacer nada. Una sola persona tiene más poder del que cree si se guía por el corazón y éste le lleva a la acción. Es lo que puede marcar la diferencia, al margen de las coyunturas. ¿Estaríamos tan expuestos a las crisis (económicas, de principios, culturales, etc) si los hombres tuviéramos como práctica habitual la empatía y la solidaridad?
lunes, 12 de enero de 2009
El último rincón del mundo
Ese lugar bien podría ser la Antártida.
Una belleza cada vez más frágil que es necesario conservar.
...
Para muchos, el paisaje que circunda el Polo Sur es el termómetro que marca el estado de todo el planeta. Si las cosas van mal por ahí, es que en el resto del mundo van a ir peor. En las últimas décadas los polos se han calentado más del doble que el resto del planeta, lo que podría amenazar a sus especies únicas y también al sistema climático mundial. Esto es así porque las corrientes oceánicas están ligadas a lo que ocurre en los polos.
Pero no todo son malas noticias en la viña del Señor. Pese a esta visión catastrofista de un hecho probado (el calentamiento global), existen algunos datos esperanzadores. La Antártida alberga alrededor del 80% del agua dulce del planeta, y, aunque algunas zonas (como la occidental) están experimentando una pérdida de hielo, los últimos estudios muestran un crecimiento del hielo marino antártico muy superior a dicha pérdida, una tendencia que, además, se encuentra en oposición a la que se venía dando desde la última glaciación. Según el profesor Curt Davis, de la Universidad de Missouri, la Antártida es "el único gran cuerpo de hielo terrestre que está ganando masa en lugar de perderla".
Sin embargo, mapas satelitales de la NASA indican que el calentamiento global en el período 1998—2008 ha acelerado un 75% el deshielo del continente antártico. Éste es mayor en las zonas de latitudes y altitudes más bajas, las cuales se encuentran en la Antártida Occidental.
Estos datos contradictorios tienen una explicación: las zonas cercanas a la costa están sufriendo una acelerada fusión de los hielos; por contrapartida, las áreas centrales parecen estar teniendo un incremento de los hielos que quizás se explicaría precisamente (y paradójicamente) por el aumento global promedio de las temperaturas: al haber unos pocos grados más de temperatura es posible que el centro del continente antártico esté recibiendo flujos mayores de humedad atmosférica que rápidamente se precipitan en nieve y luego se transforman en capas estratificadas de hielo nuevo. Así, esta capa de hielo absorbe una cantidad sustancial de la masa oceánica en forma de nieve, lo que frenaría el aumento del nivel del mar.
El propio profesor Davis reconoce, sin embargo, que este fenómeno sólo funcionará por un periodo de tiempo determinado, ya que la nieve comenzará a derretirse. Además, el ritmo de crecimiento de la capa de hielo es más lento que el derretimiento de la nieve en la costa, motivo por el cual tenemos que poner medidas cuanto antes.
Entre las acciones que se llevarán a cabo estos días para concienciar a la población sobre los efectos del cambio climático destaca la edición del álbum fotográfico 'Antártida. Una llamada para el futuro sostenible' (Editorial Lunwerg), un documento gráfico en el que se plasma el resultado de meses de trabajo en el continente helado. Así, el libro presenta escenas de pura belleza antártica, que reflejan la serena monumentalidad del casquete polar, pero también incluye estampas sobre la huella del hombre: desde los restos abandonados por balleneros durante el siglo XIX y el XX hasta los icebergs en fusión por el calentamiento.
Sebastian Copeland es el autor de todas las instantáneas del álbum, un activista de la ong Global Green USA. La obra recoge las fotografías que realizó entre 2006 y 2007 viajando en el buque científico Ice Lady Patagonia.
Las imágenes, desde luego, son impresionantes:
sábado, 10 de enero de 2009
miércoles, 7 de enero de 2009
NOSTALGIA
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Los trabajos realizados por un equipo de la Universidad de Southsampton (Reino Unido), capitaneados por el investigador Tim Wildschut, junto a científicos de la Universidad Sun Yat-Sen (China), revelan que este sentimiento puede mejorar la salud, aumentar la autoestima y fortalecer los lazos sociales, haciendo que la vida cobre más sentido. Así, la nostalgia se convertiría en un poderoso factor de estímulo del estado de ánimo. Dado que los recuerdos a menudo involucran a personas importantes en nuestras vidas, éstos pueden darnos un reconfortante sentido de pertenencia.
La mayoría de las personas rememora el pasado cuando está sola o se siente decaída, lo cual sugiere que buscamos recuerdos agradables como antídoto cuando nos sentimos tristes. Según Fred Bryant, psicólogo de la Loyola University (Chicago), "las reminiscencias pueden motivar a una persona, y aún más importante, pueden darle una sensación de estar arraigada, un sentido de significado y propósito, en lugar de estar sometida a los caprichos de la vida diaria".
Los investigadores aseguran que la gente que está dispuesta a experimentar nostalgia también tiende a ver su pasado de manera positiva, lo cual apoya la idea de que existe una personalidad propensa a la nostalgia. Así, las personas con una tendencia natural a ella tendrían una alta autoestima y tenderían menos a la depresión, ya que harían frente a los problemas de manera más efectiva y estarían más dispuestas a recibir apoyo social después de experimentar estrés.
No obstante, incluso gente que no es particularmente nostálgica puede disfrutar de los beneficios de recordar los buenos tiempos de antaño. Para obtener mejores resultados, hay que tratar de revivir las cosas en la mente más que en el papel, pensarlas mejor que escribirlas. Y es que los acontecimientos positivos están rodeados de magia y misterio, así que analizarlos sería como correr el velo y hacer que experiencias maravillosas se tornen más comunes.
Alguno puede pensar que rememorar los buenos tiempos puede desatar emociones dolorosas. Recordar un triunfo profesional, por ejemplo, puede hacer sentir a alguien que su gloria quedó atrás, o pensar en los agradables días que pasamos con un ser querido que murió puede ser un triste recordatorio de que ya no está con nosotros. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así. La diferencia entre sentirse bien y mal estriba en si nos concentramos más en cuán positivas fueron las cosas pasadas o, por el contrario, en el hecho de que quedaron atrás y nunca volverán. Sólo las personas que ven cada buena experiencia como algo permanentemente enriquecedor tienen más probabilidades de estimular su estado de ánimo. Pero una persona que se enfoca principalmente en el contraste entre pasado y presente condena toda buena experiencia con la actitud de que nada en el futuro puede estar a la misma altura.
Personalmente, creo que es un buen consejo ir por la vida acumulando buenos momentos para rememorarlos después, tomar una fotografía mental de ellos y conservar esa sensación por si algún día la pudiera necesitar.
De momento, a bote pronto, he recogido un vídeo que hace que añore "Aquellos Maravillosos Años".
viernes, 2 de enero de 2009
LA PARTE 'FREDY' DE LA VIDA
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