Sabemos que existen multitud de idiomas en diferentes partes del mundo y que el único lenguaje universal es el amor. Sin embargo, éste se manifiesta fundamentalmente a través de gestos, acciones, palabras y expresiones que pueden ser también culturales y, por tanto, interpretables de una u otra manera según el lugar del planeta en el que se den a entender. Así, quizás sea universal el sentimiento amoroso, pero no su expresión. Y no es tontería, porque gestos tan asumidos y acordados por una sociedad como decir "SÍ" o "NO" con la cabeza se hacen de forma contraria según estemos en un país o en otro. Por ejemplo, cuando en España asentimos con la cabeza (es decir la movemos de abajo arriba o viceversa) estamos diciendo "no" en Bulgaria y otros países del Este de Europa. Y al contrario, cuando la movemos lateralmente de izquierda a derecha estamos queriendo decir "sí" en otras culturas diferentes a la nuestra.
Pero si hay un gesto universal por antonomasia es la sonrisa. Todo el mundo la entiende y la asocia con la felicidad. Y aunque puede haber varios tipos de risa y de sonrisa, el ser humano capta enseguida su significado, aquí y en Sebastopol. La cara es el espejo universal del alma y por eso somos capaces de interpretar ciertas sensaciones aunque nuestras culturas sean dispares. Así, la risa, el llanto y otros gestos que acompañan a los afectos también son comunes a todos los seres humanos. Otro cantar son los sonidos asociados a los sentimientos, algo que trae de cabeza a los científicos.
Para resolver esta duda, varios investigadores del University College London (Reino Unido) diseñaron un experimento que se centró en las conocidas como emociones básicas (miedo, asco, ira, tristeza, sorpresa, alegría, placer sensual, éxito y alivio), al considerarse como funciones compartidas por todos los seres humanos. Dos grupos de procedencia muy distinta sirvieron para comprobar su teoría. Uno estaba formado por ciudadanos británicos y otro por miembros de la tribu Himba, de la región norte de Namibia. Cada uno de ellos escuchaba una pequeña historia que tenía que ver con una de esas emociones. Después, escuchaba dos sonidos (grabados previamente por personas de ambos grupos étnicos) y debía identificar cuál correspondía a la sensación de la que trataba el relato.
Los autores del estudio demostraron que las personas de ambos grupos parecían reconocer fácilmente las emociones básicas, lo cual sugiere que éstas (y sus señales auditivas) son similares en todas las culturas.
Pero entre todas ellas destacó la RISA. Con las demás sensaciones, las ventajas de pertenecer a uno u otro grupo eran más evidentes. Pero cuando se trataba de la risa descrita en el relato por la acción de hacer cosquillas, los porcentajes de acierto crecían, los filtros culturales no eran tan patentes.
Por mi parte, ya no quedan dudas. Hay muchas formas de comunicarnos, pero la sonrisa es la más eficaz y eficiente de todas. Y además, muy contagiosa. Jajajajajajajajajaaaa
1 comentario:
En esa foto de la chaqueta azul tienes una sonrisa muy bonita. También es contagiosa.
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