viernes, 30 de octubre de 2009

Los buenos siempre ganan


Lo de que "las mujeres buenas van al cielo y las malas a todas partes" (por supuesto, también aplicado a los hombres) ya no lo pongo ni siquiera en tela de juicio. Es una más de las bobadas que se suelen decir para infravalorar la bondad. El que es bueno, es tonto. Pero el que es malo resulta ser más listo que el hambre. Así que a uno sólo le queda decidir qué va a ser en la vida, si un "sosainas" que siempre pone la otra mejilla o un avispado malote, que se lleva a todo el mundo de calle e inspira respeto allá donde va.

No se puede estar más equivocado. La bondad es la virtud sin la cual es imposible alcanzar el éxito. Es verdad que, por sí sola, no es suficiente para llegar a él. Al fin y al cabo, la vida es una ecuación y en ella influyen varios factores. Seguramente debe ir acompañada de talento, voluntad (automotivación) y oportunidad. Pero no cabe duda de que sin ella estamos muy perdidos.

La bondad siempre mira a largo plazo, de forma global -porque no es individualista-, tiene visión de futuro, es paciente y generosa, no busca la satisfacción inmediata y siempre ve más allá. El tío que es malo puede llegar lejos muy pronto engañando a quien se le ponga por delante, pero tarde o temprano la fastidia. Deja de ser querido (tal vez nunca lo fue) porque es incapaz de querer y de pensar en los demás. No tiene en cuenta el factor humano de sus decisiones y eso, al final, pasa factura. Normalmente, su visión del mundo también es negativa y justifica sus actos pensando que él poco puede hacer por cambiar las cosas, que sólo puede dejarse llevar en una sociedad que vaga a la deriva, que tiene que devorar para no ser devorado, etc. O sea, que al final se convierte en una víctima. El pobrecico...

Y luego está la conciencia. El que sabe que ha hecho todo lo que ha estado en su mano para contribuir a un bien no se flagela si al final todo se desmorona, pero aprende de sus errores para hacerlo mejor la próxima vez. El que anda siempre con chanchullos, engañando a la gente para alcanzar su propio bienestar, pisando al que tiene debajo para subir peldaños, llega un momento que tiene que echar la vista atrás y enfrentarse a sus actos. Quizá sea tarde, pero ese momento llega. A veces, viene obligado por la acción de los demás (que no son tontos y se dan cuenta de la manipulación). Otras, por un examen interno. El caso es que se cae del pedestal y le sobreviene una depresión de caballo (esto solo en caso de lucidez de conciencia). Así que, en última instancia, nunca ganan los malos.

El respeto real se obtiene de la bondad, y sin respeto -propio y ajeno-, no hay éxito que valga. Es la única virtud que es capaz de transmitir al mismo tiempo amor, tolerancia, verdad y generosidad. Además, así como otras virtudes nos vienen (o no) dadas, tales como la belleza o la inteligencia, la bondad depende de nosotros. Podemos ser todo lo buenos que queramos, pero cuesta. A veces cuesta más que hacerse una operación de cirugía estética para estar más guapos. Pero el resultado merece mucho más la pena.

jueves, 15 de octubre de 2009

Una lección para las industrias farmacéuticas


En medio de la polémica generada por la escasez de vacunas contra la gripe A, su elevado coste y su eficacia, nos encontramos hoy con una de esas noticias que hacen que nos replanteemos el papel de las industrias farmacéuticas y otros organismos encargados de poner freno a las distintas pandemias que afectan, sobre todo, a los países subdesarrollados.
Resulta que hace ya 12 años el Gobierno vietnamita importó de Suecia la tecnología necesaria para fabricar una vacuna contra el cólera. A pesar de su demostrada eficacia, su uso nunca se extendió a otros países, ya que su fabricación no cumplía con los requisitos de calidad impuestos por la Organización Mundial de la Salud. Ahora, una reformulación de este preparado, lograda gracias a la Fundación Bill y Melinda Gates y al Instituto Internacional de Investigación en Vacunas, ha demostrado ser eficaz frente a esta enfermedad en un ensayo clínico.

Según ha declarado Dolores Herrero, del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid, "los resultados son importantes, ya que el antídoto ha demostrado tener una eficacia cercana al 70%. Un porcentaje que, si bien no es perfecto, está bastante bien". La vacuna de la que se dispone actualmente para atacar el cólera confiere una protección que varía entre el 60% y el 80%, sólo un poco más alta que la nueva fórmula.
Y si ya existe vacuna eficaz en el mercado, ¿por qué molestarse en impulsar otra? La respuesta está en el precio: su elevado coste descarta su despliegue como estrategia de salud pública en los países pobres donde el cólera es endémico (en la India, por ejemplo).

Saranya Sridhar, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California, analiza en un editorial de la revista 'The Lancet' los resultados de un ensayo clínico realizado en la India, país donde se fabricará la vacuna, en el que se ha comprobado la eficacia de ésta frente a un placebo en la prevención del cólera. En él participaron más de 107.000 habitantes mayores de un año de Kolkata, una región donde esta infección es endémica. La mitad de ellos recibió la vacuna y la otra un placebo, aunque, finalmente, el 63% y el 66%, respectivamente, tomaron las dos dosis estipuladas.

Durante los dos años posteriores a la vacunación –periodo establecido por los investigadores por ser la duración de la inmunidad conferida por la vacuna disponible en la actualidad- se registraron 20 episodios de cólera en el grupo que recibió la inmunización y 68 en el del placebo. Estos datos sitúan la eficacia protectora de la vacuna en un 67%, observada tanto en niños menores de cinco años (grupo especialmente vulnerable) como en el resto de edades. No se detectaron efectos adversos de relevancia.

Además, la vacuna india evaluada por los responsables del ensayo tiene dos ventajas principales sobre la vacuna WC/rBS (la aprobada por la OMS): su sencilla administración y su bajo coste. Con una eficacia similar a la vacuna convencional y aunque ambas se toman por vía oral, el hecho de que el producto de origen vietnamita no precise la administración de un buffer, una solución empleada para mantener el pH del líquido, simplifica su uso. Y esto se convierte en un hecho de relevancia cuando se trata de países con pocos recursos.

Pero aún más determinante resulta la cuestión del precio. Mientras que WC/rBS se vende a unos 20 dólares la dosis en Bangladesh, el remedio de Shantha Biotechnics, la compañía india que se hará cargo de su producción, será mucho más barato.

Al margen del exitoso resultado del ensayo, la historia de esta vacuna tiene un mensaje ulterior: la importancia de que fuera de los circuitos farmacéuticos habituales pueda desarrollarse un producto eficaz y la demostración de que la colaboración internacional es útil a la hora de proporcionar soluciones por y para los países pobres o en desarrollo.

Ahora sólo nos cabe esperar que esta noticia sea un buen ejemplo para otras iniciativas de desarrollo de vacunas, especialmente contra la malaria y el VIH, que fomente el compromiso de la industria y el mundo académico en la solución de una necesidad sanitaria urgente para todos.

domingo, 11 de octubre de 2009

Contagios positivos

Hay contagios que una desea que le inunden hasta los tuétanos, como el que es capaz de provocar una buena canción.

El programa de Oprah, uno de los más vistos en EEUU, reunió en Chicago a miles de personas para corear I gotta feeling de Black Eyed Peas, y el resultado fue espectacular:

lunes, 5 de octubre de 2009

¿JÓVENES PARA SIEMPRE O ETERNAMENTE VIEJOS?

La revista británica Nature publicó ayer un estudio elaborado por un conjunto de científicos austríacos que asegura que una molécula llamada espermidina podría ser la solución para alcanzar la anhelada 'eterna juventud' celular. Parece ser que los experimentos llevados a cabo hasta el momento con moscas, gusanos y levadura (vamos, lo que pillaron a mano) muestran que la administración de esta molécula prácticamente desconocida para la población es capaz de prolongar significativamente la vida útil de determinadas células.

El envejecimiento de los mamíferos está determinado por los diversos cambios bioquímicos que se producen en sus células, y uno de ellos es la reducción de la espermidina, que se encarga en las etapas tempranas de la vida de favorecer el crecimiento y la maduración celular. Sin embargo, a pesar de esa evidencia, la comunidad científica no había concretado hasta ahora si la espermidina era la causa o el efecto de ese envejecimiento. El reciente estudio disipa esta duda y explica que esta molécula es capaz de reparar el proceso natural de deterioro y necrosis celular ayudando a éstas a eliminar los residuos peligrosos que se van generando e instalando con el paso del tiempo en el corazón de la célula. Así que ahora toca probar qué efectos tendrá en el hombre la aplicación de esta molécula y a través de que vía se administrará.

Pero eso no es todo. Resulta que un reportaje de El Mundo se descuelga también este fin de semana asegurando que más de la mitad de los nacidos a partir del año 2000 alcanzarán los 100 años de edad. Y encima, sin perder calidad de vida, un hecho casi de ciencia ficción para cualquiera de nuestros antepasados. Según otro estudio realizado en 30 países desarrollados (entre los que se incluye España), si la esperanza de vida sigue evolucionando al mismo ritmo que lo ha hecho durante el siglo XX, más del 50% de los bebés nacidos desde el año 2000 podrán, como norma habitual, celebrar su centenario sin muchas complicaciones. Y no sólo vivirán más, sino que también vivirán mejor.

La buena noticia la da un equipo de investigadores de la Universidad de Dinamarca y del Instituto Max Planck de Alemania en la revista 'The Lancet'. Su análisis de distintos factores sociodemográficos y sanitarios les permite afirmar que, incluso si las condiciones de salud de la población no mejoraran durante este siglo, tres cuartas partes de los bebés de hoy día vivirán más allá de los 75 años.

Pero es que aún hay más. La antes inalcanzable meta de los 100 años no es el tope al que puede llegar un individuo. "El incremento lineal en la esperanza de vida observado durante los últimos 165 años indica que no hay, de momento, límite a la vista para la duración de la vida de una persona", escriben los autores. ¿Será posible? Tanto aumenta la esperanza de vida que los expertos en demografía ya no hablan sólo de tercera edad sino que han añadido una cuarta edad para definir a aquellos mayores de 80 años.

¿Y los que disfrutamos de una relativa juventud en estos momentos? ¿Los que estamos entre Pinto y Valdemoro? ¿Qué será de nosotros? ¿Llegaremos a rozar la inmortalidad? Pues no, casi con toda probabilidad que moriremos. Pero eso sí, si los acontecimientos se suceden sin muchas complicaciones, lo haremos más tarde de lo que lo hicieron nuestros abuelos, con menos arrugas, menos dolor y con más experiencias vividas. De momento, es lo que hay, que no es poco. Aunque dentro de, no sé, 100 ó 200 años, todo parece indicar que las generaciones futuras mirarán al pasado y dirán: "¡Qué penica, antes la gente se moría joven, pocos pasaban de los 100 años. Pobres...!". Esto, irremediablemente, cambiará la forma de vivir la vida, aunque hay cosas que, por suerte o por desgracia, dejan poco margen al cambio.

Dicho esto, y a sabiendas de que ambos estudios son reveladores, tengo que decir que tampoco me preocupa demasiado el tema de la longevidad -o incluso de una posible futura eternidad-, aunque sí el de la juventud. No me cuesta asumir que algún día moriré, pero me resisto a dejar de ser joven. Y por juventud entiendo no precisamente tener una edad determinada o más o menos arrugas, sino mantener la pasión por vivir, tener conciencia plena de la vida y, de vez en cuando, contar con la salud necesaria para poder dar saltos de alegría. Poder amar con plenitud, jugar, viajar y reír.

Si puedes hacer todo eso, ¿qué más da los años que tengas?

viernes, 2 de octubre de 2009

Tanto monta, monta tanto, Ferrari como Fernando


El mejor piloto del momento y el equipo más grande de la historia. Esto sí que es un acontecimiento histórico interplanetario y no lo que creía Pajín. Ambos se necesitan en este momento: Alonso, para despegar definitivamente hacia el Olimpo de los dioses; y Ferrari, para encontrar por fin un líder sólido sobre el que apoyarse, tras la marcha de Schumacher hace ya tres temporadas.

La irrupción de un gigante como el Banco Santander, las urgencias de la escudería italiana, que se encuentra un tanto a la deriva esta temporada, y el estado ruinoso de Renault han acelerando un fichaje hilvanado hace dos años, en los días en que el español peleaba por escapar de McLaren. Ahora, a partir de marzo de 2010, Alonso tiene las puertas abiertas para convertirse en el décimo campeón de la maquinaria roja si consigue llevarla a su decimosexto título del mundial de pilotos, desde su debut en Mónaco en 1950.

Ojalá podamos volver a apalancarnos con ilusión frente a la televisión, renunciar al aperitivo de los domingos sabiendo que la carrera merecerá la pena, y ver todas las semanas a Fernando subido en lo más alto del podio. Entonces, nuestra marcha sonará junto a la italiana, infinitas veces, hasta que se quede en la memoria de todos los aficionados a la Fórmula 1. Detrás de una, la otra. Indisoluble. Como cuando el himno de la Scudería se fundía con el alemán, a fuerza de victorias, como si se tratara de la misma melodía. Solo que ahora sonará mucho mejor, más alegre y triunfal.

Los detractores de Alonso, sin embargo, esperan ansiosos el grito de genio, la pelea con el compañero, la protesta, el fracaso, la excusa, la polémica. No tiene por qué ser así. En una entrevista publicada en su página web, el piloto español explica que "en realidad, la gente no tiene que saber cómo soy. Supongo que lo que les debería interesar es cómo soy dentro de un coche. Las personas que dicen que soy antipático o arisco lo dicen sin conocerme. Es imposible que te conozca todo un país, o tratar de caer simpático al mundo entero. La imagen que suelen ver de mí es la de un piloto que está agotado, desencajado, que acaba de pasar rozando las barreras a escasos milímetros y al que le ponen un micrófono nada más quitarse el casco. En ese momento no puedes ser muy gracioso".

Luca Cordero di Montezemolo lo ha dicho en muchas ocasiones: "Los mejores pilotos terminan corriendo en Ferrari". Así, ha cumplido con un deseo que es tener al piloto más laureado del momento, el único con dos títulos mundiales en la parrilla. Y Fernando ha alcanzado lo máximo a lo que aspira un piloto. Según Marc Gené, "Ferrari consigue así contar con un hombre veloz que apenas comete errores, gran probador, rápido en clasificación y muy agresivo. En lo personal, tiene mucho carisma y es un líder indiscutible. En definitiva, reúne todos los valores que busca Ferrari en un piloto".

Con 29 años y una ambición renovada tras permanecer dos años en sequía, Alonso se toma medidas del mono en color rosso corsa. Seguro que le sienta fenomenal. Mucho mejor, dónde va a parar, que el uniforme de los años 50, como el que llevaba el italiano Alberto Ascari, el hombre que llevó a la maquinaria roja a conseguir su primer título del mundial de pilotos en 1952 (y que repitiría un año más tarde, antes de su fatal accidente en el circuito de Monza en 1955). Menudas pintas.