martes, 19 de abril de 2011

EMPATÍA

Una sola palabra que engloba todo. Cuatro sílabas que contienen la clave de la felicidad humana. Quizás la panacea a nuestras deterioradas relaciones socioafectivas. Sinónima de amor, solidaridad, respeto y comprensión. Una cualidad que puede ser aprendida y dominada sin demasiado esfuerzo, simplemente abriendo el corazón.


La empatía se puede definir como la capacidad de una persona de percibir lo que siente otra en una situación determinada, o como un sentimiento de 'participación afectiva'. Si hiciéramos de ella la asignatura más importante de Primaria, otro gallo nos cantaría. Fomentar la empatía en la escuela y a edades muy tempranas podría ser una herramienta muy poderosa para educar la sociabilidad y la solidaridad entre las personas, las cuales son, a su vez, instrumentos básicos para alcanzar la felicidad. Y la primera (y más importante) lección que nos da la vida es la necesidad de ser feliz.


Cuando empatizamos con alguien, cuando nos ponemos en su lugar -participando de sus penas y alegrías- nos estamos humanizando y, al mismo tiempo, nos estamos dando la oportunidad de liberar el torrente de sentimientos que tenemos agazapados en nuestro interior. Como al otro se le ve como una prolongación del Yo, se ponen menos barreras a la 'exhibición' de nuestras emociones.


En este sentido, reconozco que soy aprendiz de 'exhibicionista emocional', aunque todavía me queda mucho camino por recorrer. Cuando me dejan o cuando no me lo ponen demasiado difícil, tanto en la vida familiar como social y laboral, trato de interaccionar con plenitud; esto es, no sólo con ideas, sino también con emociones. Cada vez me interesan menos los departamentos estancos. Creo que es un error separar las emociones del resto de pensamientos, y menos aún reprimirlas. Somos un todo, e interaccionamos en toda nuestra dimensión con el grupo. Eso sí, la forma de comunicar esas emociones debería ser la más respetuosa y humilde posible. Aún así, seguimos teniendo miedo de mostrar nuestra empatía hacia los demás, de abrir las manos...


Además, todavía son muchas las personas que dividen su vida y su 'Yo' en parcelas estancas, convencidas de que actuar como un todo en su día a día sería una muestra de debilidad. Quizás tampoco sabrían hacerlo. Pero tarde o temprano, todo se contagia. Así es la Naturaleza. No se puede ir contra ella, ya se darán cuenta. Los seres humanos somos agentes de cambio, no podemos perpetuarnos en algo que no funciona.


He aprovechado este momento de introspección para ver de nuevo el documental titulado "Pensando en los demás" que se grabó en la escuela de Kanasawa (Japón). En él se demuestra que cuando se enseña a los niños a empatizar con los demás, se les está abriendo una puerta para liberar sus propios sentimientos y entender el mundo que les rodea. Gracias a eso, en el futuro tendrán los recursos suficientes para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás y sabrán responder correctamente a sus reacciones emocionales.


Y, sobre todo, entenderán que la empatía es lo que nos hace iguales a todos los seres humanos, procedan de donde procedan, y sean de donde sean.



jueves, 7 de abril de 2011

Lo que no consigan los chinos...

Primero fueron los "Todo a 100", luego las galerías con artículos a gran escala, más tarde se hicieron con los bares de tapas y los concursos de tortilla de patatas. Y ahora resulta que tocan la guitarra española como Paco de Lucía, y eso que éstos apenas tienen 5 años. Las guitarras parecen contrabajos al lado de esos pequeños cuerpecitos...

miércoles, 6 de abril de 2011

Los beneficios de 'quedarse en blanco'


¿Es posible que, ante cualquier dolor de tipo físico y mental, el poder de la meditación fuera igual de fuerte que un analgésico? ¿Podemos ahorrarnos una pasta en medicamentos recurriendo a esta técnica milenaria oriental? Pues parece ser que sí, que gran parte de los dolores que sufrimos podrían mitigarse o mejorar con la práctica diaria de la meditación.


Poco a poco, comienzan a demostrarse de manera científica sus beneficios. Y eso que cuando se habla de "medicinas alternativas" siempre hay personas de poca fe que se aferran a la falta de evidencias cuantificables para dudar de sus virtudes. Sin embargo, cada vez son más los seguidores de esta técnica que ponen sobre la mesa su utilidad.


Así, un grupo de investigadores de la universidad de Carolina del Norte ha publicado en la revista 'The Journal of Neuroscience' un trabajo con 15 voluntarios jóvenes sin ninguna experiencia en meditación. De él se desprende que dedicar unos minutos al día a meditar puede tener un amplio efecto contra el dolor (incluso superior en algunos casos a los de analgésicos y a los opiáceos clásicos como la morfina). Los participantes recibieron cuatro días de 'formación' para familiarizarse con la meditación antes de comenzar el ensayo.


Lo hicieron con un monitor con 10 años de experiencia que fue introduciéndoles en esta técnica, que consiste en ir centrándose en el ritmo de la respiración hasta lograr dejar la mente en blanco de cualquier otro pensamiento. Posteriormente, les provocaron un dolor 'tolerable' en la pierna mediante calor intenso. Tras observar su reacción cerebral mediante un tipo de resonancia magnética, se observó que las imágenes cerebrales tomadas después del estímulo mostraron una reducción del 40% del dolor (aunque con un amplio rango de unos sujetos a otros: desde el 11% de unos hasta el 93% en el mejor de los casos). Según los investigadores, esta media está por encima del 25% de reducción del dolor que se logra con la morfina.


La clave de este éxito radica en que la meditación actúa a diferentes niveles cerebrales al mismo tiempo, por lo que no se puede ceñir su acción a un sólo punto del cerebro, sino a varias áreas. Vamos, que supone una mejora del estado físico y mental general.


Así que lo que toca ahora es empezar a ser conscientes de nuestra respiración y a quedarse en blanco más a menudo. Dejar a un lado por unos instantes todo lo que ocurre a nuestro alrededor (ya volveremos luego) y dirigir nuestra atención a la propia consciencia o al propio estado de concentración. Así se erradicará, al menos, el 40% de nuestros males.