lunes, 12 de julio de 2010

Se ha abierto la veda, ya no hay quien nos pare


La neurona se ha guardado esta celebración para el final, no ha querido echar campanas al vuelo ni en los cuartos, ni siquiera en la semifinal, aún sabiendo que España ya hacía historia. Y eso es porque esperaba celebrarlo ayer por todo lo alto, el día en que nuestra roja, por fin, vistió el corazón de todos los españoles que acumulaban años de frustración esperando este momento.

Gracias, chicos, por hacernos soñar. Gracias por haber hecho del 11 de julio de 2010 un día que no olvidaremos ni nosotros ni nuestros hijos. Gracias por hacer un fútbol tan bonito del que estar orgulloso. Porque vosotros habéis ido siempre a ganar jugando, porque habéis sido un ejemplo de deportividad para el mundo entero, porque vuestros principios y buenos valores se han impuesto por encima de todo para hacer del Mundial un mundial de todos los que aman el fútbol.

Algunos pensarán que, al fin y al cabo, sólo es fútbol. Pero en mi vida había visto salir ataviados con la roja y con la bandera de España a miles de vascos por las calles de Bilbao, Ermua, San Sebastián, Vitoria, etc., orgullosos de pertenecer al país de nuestra selección. Y qué decir de la celebración de los catalanes, que salieron a la calle en cuanto el árbitro pitó el final del partido para mostrar sin complejos su alegría... Vamos, que de punta a punta, España fue ayer y es a partir de hoy (quizá por primera vez en muchísimo tiempo) una unidad indivisible, un territorio sin grietas.

Tras el cúmulo de malas noticias de los dos últimos años con respecto a la crisis, el paro, etc., bien nos viene una alegría como ésta. Nos merecemos olvidarnos por un rato de las desgracias y disfrutar de este hecho histórico; al fin y al cabo, es uno de los acontecimientos deportivos más importantes en el mundo. Y aunque suene algo banal, sería bueno que la gente que tuvo que ver el partido desde un hospital sintiera por un momento algo de alivio o una pequeña alegría.

En fin, que estamos que nos salimos. Que somos campeones indiscutibles de todo y para todos. Se ha abierto la veda para nosotros y ya no hay quien nos pare. Somos afortunados de poder vivir esta buena racha del deporte español, que está entre la elite desde hace unos años gracias al esfuerzo y a la rasmia de unos cuantos que decidieron sacudirse los complejos plantando la primera semilla de lo que hoy es el deporte en España.

También es de agradecer el apoyo mostrado a la selección por personas de todo el mundo, porque su ánimo nos ha dado más seguridad y confianza. Incluso el pulpo Paul fue una motivación extra que no esperábamos.

A disfrutar toca. Cheers!

miércoles, 7 de julio de 2010

La menopausia viene por solidaridad

Me acabo de enterar de que sólo las hembras humanas y dos especies de ballenas dejamos de tener hijos a una edad relativamente temprana (teniendo en cuenta el ciclo vital, claro). Resulta que las demás hembras del mundo animal pueden tener descendencia hasta que se mueren: tanto las que viven pocos años como las que se hacen viejecitas, desde la mariquita hasta la tortuga de mar, todas. Entonces, ¿por qué a nosotras se nos niega tan pronto ese don?

Gracias a internet, la respuesta me ha llegado a través de una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Cambridge, que han comprobado que, a medida que envejecen, las mujeres y las ballenas nos sentimos más ligadas a los miembros de nuestra comunidad. ¿Y qué tendrá que ver esto con dejar de tener hijos? Pues parece ser que al estar más motivadas para hacer lo mejor y lo que consideramos necesario para la supervivencia de nuestra familia, nuestro rol de 'abuela' nos lleva a ayudar a las madres jóvenes compartiendo nuestra experiencia. Y eso no podría ser así si no paramos de traer hijos al mundo, porque se nos acumularía el trabajo. Al dejar de tener crías, permitimos que las nuevas madres dispongan de más recursos.

Este estudio es el primero que ofrece una explicación demostrada y plausible sobre por qué estas especies son las únicas en las que las hembras dejan de ser fértiles cuando todavía les quedan varias décadas de vida. Y aunque el comportamiento entre mujeres y ballenas que tienen la menopausia es distinto, las dos tienen un nexo en común: en sus estructuras sociales, las hembras están más vinculadas a aquellos que las rodean a medida que se hacen mayores.

Vamos, que ni nos hacemos más viejas, ni más fofas, ni más inútiles. Al contrario, lo hacemos por amor a nuestra descendencia, para poder echar una mano cuando nos necesiten los nietos. ¡Pero qué cuerpo más majo tenemos!!