viernes, 26 de junio de 2009

Peter Pan ya no regresará del país de Nunca Jamás

Peter Pan ha dicho adiós para siempre. Se ha ido solo al país de Nunca Jamás y no volverá para cogernos de la mano y hacernos volar. Los polvos mágicos se han desvanecido en la nada, su existencia poco sentido tenía ya en este mundo terrenal. Pero a muchos nos ha dejado con la ilusión de verle renacer, de volver a soñar con la luna y de bailar sobre ella. 'Jacko' ha muerto y la neurona está de luto.

Desde el primer día que echó a andar este blog pensé en escribir sobre él. Su música ha recorrido todo mi cuerpo, desde el dedo más pequeñito del pie, pasando por mis piernas, mi hígado, mi corazón, mi garganta, hasta la neurona positiva, a la que la ha hecho bailar, emocionarse y fantasear con un mundo donde se vive en paz, donde todos cantan soul y donde el malo siempre la paga. Michael Jackson ha sido mi único ídolo vivo de verdad desde que tenía 7 años. Nunca he sido mitómana, pero mi admiración hacia él ha sido siempre enorme, tanto como sus excentricidades.

Michael fue el único hermano de los Jackson que quiso cantar de verdad. En un principio, cuando su padre, Joseph, creó el grupo musical, fueron "The Jackson Four". Michael era demasiado pequeño para entrar en él. Sin embargo, se empeñó en actuar junto a sus hermanos y tuvo que demostrarle a su padre que podía hacerlo. Así que, ni corto ni perezoso, apareció cantando "Clim Every Mountain" en el festival del cole. Y cuando sus padres lo oyeron cantar en serio "follow every rainbow, till you find your dream" (sigue cada arcoiris, hasta que encuentres tu sueño), no tuvieron más remedio que convertir The Jackson Four en The Jackson Five.

Desde entonces, todo fueron duros ensayos, conciertos, viajes, entrevistas, aislamiento total del mundo real. Cuando llegó a la adolescencia ya empezaba a ser consciente de haber perdido toda su infancia, pero su amor por la música y por su público le hizo continuar su camino. Compuso infinidad de canciones, y nadie como él utilizó su don para hacer soñar a la gente con un mundo, con una tierra, con una vida mejor. Sus letras pocas veces están dedicadas al amor entre dos personas, sino al amor universal: del hombre hacia el entorno en el que vive, hacia los desfavorecidos, los marginados, los que se sienten bichos raros y los que necesitan un empujoncito para salir adelante. Y qué decir de sus vídeos. Fueron siempre cinematográficos, cargados de magia e irrealidad. Él inventó el 'moonwalker', pero es que él mismo era un caminante sobre la luna. Porque allí era libre, porque no había senderos ni miguitas de pan que seguir.

Los niños fueron siempre su pasión porque se consideraba uno de ellos. Se identificaba con todos aquellos que, por diferentes circunstancias (el hambre, la explotación infantil, la marginalidad...), no podían disfrutar de su infancia. Así levantó su rancho -y su hogar- "Neverland", un enorme parque de atracciones al que invitaba todas las semanas a grupos de niños desfavorecidos y a los que ofrecía todo lo que sus recursos no les había permitido hasta entonces. Compuso canciones para ellos y participó en la campaña "USA FOR AFRICA" contra la hambruna en etiopía componiendo, junto a Lionel Richie, la famosa "We are the world", producida por Quincy Jones. Logró reunir a todos los artistas americanos del momento (excepto a Prince) y recaudó millones de dólares para la causa.

La obsesión por su infancia perdida y por estar rodeado de niños fue su perdición. Algunos utilizaron las excentricidades de Michael para sacarle los cuartos, utilizando a sus propios hijos. Nunca me creí lo de los abusos sexuales a menores. Si realmente hubiese sido así, hace tiempo que estaría entre rejas: torres más altas han caído. Pero claro, sus actuaciones no eran "normales", y eso lo pagó caro. No se dio cuenta de que, como Peter Pan, no podía aparecer a su antojo en los sueños de los niños y llevarlos con él a 'Neverland' sin que sus padres tuvieran algo que decir. Una vez más, realidad y magia chocaban como la ola en la roca. Y eso fue un golpe certero a su corazón.

Ni siquiera en los malos momentos se refugió, como otros mitos y leyendas del pop, en el alcohol ni en las drogas. Pero sí que tuvo que tomar medicamentos para sobrellevar la presión. Era un alma solitaria, triste y acomplejada. Nunca se quiso a sí mismo porque se exigía demasiado, pero creo que sí que quiso a los demás y quería que le quisieran. No buscó nunca un amor de pareja, pero sí a una madre protectora, de ahí que sintiera admiración por mujeres más mayores que él: Diana Ross, Elizabeth Taylor, etc. Se consideraba un ser de otro planeta, por eso su película favorita era E.T. El Extraterrestre.

Como mucha gente de mi generación, lo descubrí a los 7 años, tras ver el vídeo de Thriller. Me pareció lo más fantástico y genial que se había hecho hasta entonces. Mis amigas y yo nos aprendimos de memoria el baile de los zombies y hacíamos coreografías en todas las fiestas. Participé en un concurso de baile en el cole y me llevé de premio su disco. A partir de ahí, pedía para navidades, cumpleaños y otras celebraciones los discos viejos y los que iba sacando, hasta que llegué a tener todos.

La última y única vez que lo vi fue en mi ciudad, en Zaragoza, en un concierto en septiembre de 1996. No me podía creer que estuviera aquí, me sentí muy afortunada. Años atrás coincidimos en Málaga, pero yo aún era una adolescente y mis padres no me dejaron ir al concierto. Durante un par de horas largas tuve la oportunidad de participar en ese mundo de fantasía en el que él vivía. Un loco en un mundo de cuerdos o un cuerdo en un mundo de locos. No lo sé. Lo único que sé es que, en ese mismo momento, hubiese tendido la mano hacia él hasta que mis pies levitaran del suelo. Entonces, me sentiría libre como una pluma y volaría con él hacia el país de Nunca Jamás. Para recordar que somos niños hasta que morimos. Y para convencerme de que, como decía en su canción "Keep the Faith" ("...so, keep the faith, because it's just a matter of time"), hay que conservar la fe, porque es cuestión de tiempo. A él le ha faltado el tiempo para dar su último respiro, que iba a ser en Londres el mes que viene. Allí quería demostrar a todos que seguía estando ahí y que su magia no se había apagado. Pero su ajetreado corazón no le ha dado ese último gusto, y nos ha dejado a los que lo admirábamos muy tristes, con el sueño incumplido de verle resurgir de sus cenizas. Es la pena más gorda de todas. Aún así, sólo cabe estar agradecida. Gracias, Jacko. Gracias por la fantasía. Por fin, descansarás en paz.

P.D. En homenaje, le voy a poner unos cuantos vídeos a la neurona. Ha sido difícil hacer una selección, pero ahí van. Éste me gusta porque se aprecia el 'Moonwalker' como en ningún sitio. Además, en pleno directo y sin artificios.



Aquí también está en directo, en una entrega de premios en 1988. 'Man in the mirror' es una de las canciones que más me han emocionado siempre, de su álbum "Bad". Es una invitación a la humanidad para que cambie el chip, acepte a los que no son como uno cree que tienen que ser y ayude a los más desfavorecidos.


Y este último vídeo corresponde a la canción "We are the world", compuesta por Michael, y que reunió a un montón de artistas para la campaña contra el hambre en el Tercer Mundo y que se denominó 'USA FOR AFRICA'.


jueves, 18 de junio de 2009

Tentaciones y autoengaños

Lo que no mata, engorda, aunque no sea siempre lo más saludable. Y lo que engorda, suele estar buenísimo -qué penica más gorda-. Aunque hay un trecho entre pasarse algún día con la comida y estar gordo como un camión, las elevadas tasas de obesidad que se observan actualmente en muchos países ha llevado a buena parte de las cadenas de comida rápida a incorporar a sus menús ensaladas y frutas. Pero por lo que se desprende de un estudio reciente estadounidense, esto no significa que los consumidores las acaben pidiendo. De hecho, irónicamente, el efecto es el contrario: la simple visualización de una ensalada en un menú lleva a muchas personas a elegir la opción menos saludable. Con solo ver la ensalada y considerar si pedirla, algunos de nosotros sentimos que ya estamos haciendo algo bueno. Ole, ole y oleeee. Ni rastro de complejos de culpa.

"Vemos la ensalada y pensamos que ayer ya comimos una y que mañana comeremos otra, y el resultado es que acabamos pidiendo la hamburguesa con patatas fritas", explica Gavan Fitzsimons, profesor de Marketing y Psicología de la Escuela de Negocios Fuqua de la Universidad de Duke en Durham, Estados Unidos. "En este caso, la mera presencia de la ensalada tiene un efecto liberador. Considerar pedirla ya satisface la necesidad de tomar decisiones buenas para la salud, y da licencia para caer en la tentación", añade Fitzsimons. En el estudio, publicado en el Journal of Consumer Research, también se observó que cuando a los participantes se les daba a elegir entre un plato de patatas fritas, uno de nuggets de pollo y otro de patata al horno con mantequilla y crema agria, sólo el 10% eligió el más calórico, las patatas fritas (aunque poco se deben llevar entre ellos). En cambio, cuando a este menú se le añadió una ensalada, el número de personas que optó por las patatas fritas subió al 33%. Y es que debieron pensar que, total, de perdidos al río.

En otro experimento, el 37% de participantes eligió una hamburguesa con queso y beicon cuando al menú ofrecido se añadía una hamburguesa vegetariana (las otras opciones eran un bocadillo de pollo y otro de pescado). Cuando la hamburguesa vegetariana no aparecía en el menú, sólo el 17% de los participantes optó por la hamburguesa con queso y beicon.
En términos más generales, según el investigador, mucha gente que antes no habría ni entrado en un establecimiento de comida rápida, ahora lo hace porque sabe que puede pedir platos sanos. De aquí que muchas cadenas de comida rápida como McDonald's hayan incrementado sus beneficios recientemente, pero no por el aumento del consumo de ensaladas sino de las hamburguesas y patatas fritas. Y es que, no nos engañemos, nadie entra a un sitio de estos a comerse una ensalada. El que tiene como objetivo comer sano evita a toda costa frecuentar este tipo de restaurantes. Y, si acaba yendo y cayendo en la tentación, debe admitir que es vulnerable como cualquier ser humano que se precie.

Tampoco sirve de mucho que se publique el contenido calórico del alimento en cuestión al lado del precio. Otro trabajo realizado por la Universidad de Carnagie Mellon, en Pittsburg, reveló el efecto que tiene esta medida en los consumidores. Así, los investigadores estudiaron la elección de los clientes en establecimientos de comida rápida en Nueva York, antes y después de que entrara en vigor la ley que obliga a este tipo de restaurantes a publicar la información calórica. Sorprendentemente, las personas que estaban a dieta acabaron consumiendo más calorías después de que entrara en vigor dicha ley. ¿Será posible????

Está claro que la tentación, en estos casos, no está representada por una brillante, roja y sana manzana.

viernes, 5 de junio de 2009

NUEVAS EXPERIENCIAS

En su libro "Desarrolla tu cerebro. La ciencia de cambiar tu mente", el doctor Joe Dispenza asegura que "no hay ninguna edad en la que dejemos de cambiar el cerebro. Lo único que detiene su evolución es el hábito de pensar, actuar y sentir del mismo modo por el resto de tu vida". O sea, que eso de decir que "yo hago (pienso, siento) esto porque soy así o porque soy asá y siempre lo haré (o pensaré, sentiré) así porque siempre lo seré" manifiesta un inmovilismo vital absurdo y demuestra una falta de perspectiva terrible.

Eso tampoco quiere decir que cambiemos nuestros buenos valores y principios cada dos por tres, ya que eso debería ser el único hábito inalterable de nuestro ser. A lo que se refiere Dispenza es a que podemos controlar el cerebro transformando nuestra manera de ver las cosas, utilizarlo en nuestro beneficio para ser más felices. Al fin y al cabo, es de lo que se trata en esta vida, ¿no?

Según este doctor, hay cientos de personas con enfermedades graves que han conseguido sanar por sí mismas gracias a que han cambiado su arquitectura neurológica. Desde el punto de vista mecánico, el cerebro sólo es un órgano con una gran cantidad de neuronas que se comunican entre sí, pero también nos permite modificar nuestra conducta.

Así, aunque a priori parezca imposible, seríamos perfectamente capaces de reinvertarnos a nosotros mismos. Cuando nos concentramos en algo, el lóbulo frontal se centra en el nuevo pensamiento y el cerebro rehace su cableado. Esto quiere decir que podemos cambiar nuestra mentalidad fortaleciendo estas nuevas conexiones y eliminando las que no utilizamos. Pero hay que repetir esa experiencia para activar el cerebelo, que hace que la mente y el cuerpo trabajen juntos.

Según estas afirmaciones, la genética tendría un peso menor a la hora de explicar ciertos comportamientos, e incluso podría 'reprogramarse". A este respecto, Dispenza explica que la organización de los circuitos del cerebro es lo que nos confiere nuestra individualidad, que nos viene dada por la genética de nuestros padres y por el entorno. Nuestros pensamientos provocan reacciones químicas que crean adicción a determinadas sensaciones. Pero podemos reprogramar nuestro cerebro. Entonces..., ¿este estado memorizado constituiría nuestra nueva personalidad? Pues parece ser que sí, ya que la repetición de estas señales sería lo que haría que algunos genes se activaran y que otros se adormecieran. Estas reacciones químicas provocarían diversas emociones que enseñarían al cuerpo lo que la mente ha aprendido.

En conclusión: que si no tenemos nuevas experiencias, el cerebro no puede cambiar.

Así que no me queda otro remedio que acoger de buen grado mis experiencias pasadas (buenas y malas) e ir en busca de otras nuevas que hagan desarrollar mi mente, a poder ser, para bien.

Ahora sí que sí, voy a comprarme una bici nueva.