lunes, 27 de julio de 2009

Entre Pinto y los Campos Elíseos...

... hay un buen trecho. Y entre ganar el Tour de Francia apoyado por tu equipo o hacerlo contra viento y marea, sorteando las zancadillas de los que en teoría deberían auparte, hay otro mucho más grande. Pero Contador ha demostrado que es fuerte dándole a los pedales y de espíritu. Y encima es español. ¿Qué más podemos pedir?
¡Felicidades, pistolero!!

viernes, 17 de julio de 2009

Un amigo me ha enviado este vídeo. Además de ser hermoso y de hacernos reflexionar, me recuerda que tengo que seguir escribiendo el diario. Porque cada momento que paso con vosotros es único y especial, porque si consigo guardarlo bien, quizás no desaparezca nunca, y porque quiero seguir disfrutando de lo que fue y ya no volverá a ser. Y es que echar la vista atrás es bueno a veces.


viernes, 10 de julio de 2009

Resucita al ritmo de 'Staying Alive' de los Bee Gees


Algunos cirujanos en EEUU la utilizan en sus intervenciones porque dicen que les ayuda. Y ahora, en ese mismo país, una señora acaba de salvar la vida de su marido de 53 años realizándole una resucitación cardiopulmonar (RSC) a ritmo del 'Staying Alive' de los Bee Gees. Pues algo tendrá la cancioncilla para que la Asociación Americana del Corazón, a la que llamó la mujer toda nerviosa tras el infarto de su partenaire, le recomendara dar fuertes compresiones en el pecho al son del tema de los hermanos Gibb mientras llegaba la ambulancia.

Parece ser que la canción es una orientación perfecta para realizar la maniobra de resurrección. Según investigadores de la Universidad de Illinois, sus golpes rítmicos coinciden con los movimientos que se deben realizar, según recomiendan desde la Asociación Americana del Corazón: 100 compresiones por minuto, algo que coincide casi perfectamente con el compás de la canción.


Seguramente los Bee Gees nunca pensaron que el título de su canción 'Stayin alive' ("Estar Vivo", en español) tendría tanto que ver con la realidad. Famosa por el inolvidable baile de John Travolta en la película 'Fiebre del Sábado Noche' de 1977, resulta que brinda el ritmo a seguir mientras se realizan las compresiones en el pecho de una forma casi perfecta. Para comprobarlo, los investigadores, dirigidos por el doctor David Matlock, llevaron a cabo un pequeño estudio con 15 médicos y estudiantes de la universidad. Primero, los participantes realizaron a unos maniquíes las compresiones al ritmo de 'Stayin Alive', que escuchaban a través de sus reproductores mp3. La media fue de 109 compresiones por minuto. Cinco semanas después realizaron el mismo ejercicio, pero esta vez con el tema en mente, sin escucharlo. La media en este caso fue de 113 compresiones por minuto. "Aunque son un poco más de las recomendadas, cuando se trata de hacer revivir un corazón parado, algunas compresiones extra por minuto no vienen mal. Es mucho mejor que quedarse corto", explicó Matlock.
La mujer del caso real que nos ocupa ahora afirma estar sorprendida de haber salvado a su esposo de un paro cardíaco sin tener ni idea de primeros auxilios y sin haberle realizado el boca a boca. Pasaron 15 interminables minutos hasta que llegó la ambulancia, pero ella no desistió y siguió cantando para salvar la vida a su marido. Y así fue. Y eso que el 95% de las personas que sufre un fallo de este tipo muere antes de llegar al hospital. Menuda suerte y vaya sangre fría la de esta mujer, que aún viendo agonizar a su marido mantuvo la serenidad para cantar a ritmo de una canción discotequera de los 70, dale que te pego, durante 900 segundos. Y sin perder la fe, oye. Personalmente, antes de cononer esta noticia, yo misma hubiese pensado que alguien al otro lado del teléfono me estaba tomando el pelo. En fin, supongo que en esas circunstancias una intenta cualquier cosa.
La compresión del pecho solo o acompañado por respiración boca a boca puede triplicar las tasas de supervivencia de las víctimas de un infarto, pero algunas personas no se atreven a realizarla, en parte, porque desconocen cuál es el ritmo que deben seguir. Ahora ya lo saben.
Y para que nadie se olvide, contribuiré con la difusión de este curioso descubrimiento. El vídeo es soso, aburrido y un poco incomprensible. Pero si va a ayudar a salvar vidas... allá va. Al menos, yo he echado unas risas con las pintas que lucen los hermanicos.


viernes, 3 de julio de 2009

EN SUS ZAPATOS


La empatía es una de las cualidades más escasas de nuestra inteligencia emocional y, por desgracia, no se da en todas las personas por igual. Sentir la alegría o la pena del otro como si fuera propia se ve cada vez más como algo peligroso, comprometido o irreal. Pero los que son capaces de sentirlo así, los que tienen una verdadera habilidad empática, tienen también más capacidad de transmitir amor, viven intensamente la vida y tienen mejores relaciones sociales porque comprenden mejor las emociones de los demás.

Y es que observar el dolor ajeno activa en nuestros cerebros estructuras similares a las que se ponen en marcha cuando somos nosotros los que sufrimos. Pero ahora, gracias a un nuevo estudio, sabemos que esa respuesta empática es mayor cuando ambas personas son de la misma raza. La empatía es una respuesta que ocurre de forma inmediata cuando observamos, por ejemplo, cómo una persona sufre dolor. Según sugieren algunos trabajos, esta capacidad alcanza un nivel de desarrollo distinto en cada individuo y suele estar influida por los vínculos afectivos así como por las relaciones sociales.

Científicos de la Universidad de Pekín (China) diseñaron un experimento para comprobar si estas conclusiones tenían una base fisiológica. Para ello, eligieron a 17 participantes chinos y 16 caucásicos cuyo cerebro se exploró mientras veían a seis modelos de cada raza recibir un estímulo doloroso y uno no doloroso.

Mientras los participantes observaban los videoclips que mostraban pinchazos con una aguja o con un bastoncillo de algodón, los investigadores monitorizaron sus cerebros a través de una resonancia magnética para ver qué zonas del encéfalo se activaban, con qué intensidad y en qué momento. Esta prueba demostró la existencia del sentimiento empático. Cuando los participantes visualizaban los pinchazos con una aguja, la actividad en el córtex cingular anterior era mayor que cuando se trataba de un algodón. Con una particularidad: esta región cerebral trabajaba con mayor intensidad cuando el modelo era de la misma raza que el observador.

"Nuestros resultados tienen importantes implicaciones para comprender los comportamientos sociales", señalan los autores en la revista 'The Journal of Neuroscience', que publica el estudio. Así, se corrobora la hipótesis de la existencia de prejuicios inconscientes hacia individuos que pertenecen a grupos distintos de los propios, en este caso, étnicos. No obstante, el análisis de los datos mostró que, a pesar de este sesgo, cada participante tenía una habilidad distinta para la empatía.

Esto también explicaría algunas diferencias que se dan en el mundo occidental en el tratamiento o repercusión de algunas noticias como, por ejemplo, el secuestro o desaparición de niños. Todos hemos visto cómo el caso Madeleine afectó a millones de personas hasta el punto de ser portada de todos los periódicos durante varios meses, mientras que apenas se ha dado cobertura a otros casos similares que ocurren (y, por desgracia, seguirán ocurriendo) en otros puntos del planeta. Y es que la capacidad para entender y compartir las emociones del otro es mayor cuando nos sentimos identificados con él. Nuestro circuito neuronal no lo puede remediar. Pero donde no llega la ciencia, debería llegar la voluntad, ¿no?