lunes, 6 de septiembre de 2010

Los hipocondriacos están de enhorabuena


Ya no hace falta salir del retrete para hacerse un chequeo médico. Los japoneses, que han conseguido elevar a la categoría de ciencia sus estudios sobre los múltiples servicios que puede ofrecer un simple inodoro, han dado un paso más en este escabroso asunto y han convertido la taza del váter en un centro de minichequeos médicos para gente preocupada constantemente por su salud.

Tras presentar al mundo retretes capaces de autolimpiarse, asear al usuario e incluso proporcionar masajes (¿?), el fabricante de sanitarios número uno en Japón, Toto, ha sacado a la luz este nuevo inodoro inteligente que funciona como un minilaboratorio. Así, cuando a uno le entren ganas de hacer pipí o popó, puede ir al váter con su revistica y aprovechar ese valioso tiempo para hacerse un análisis de orina, pesarse, tomarse la tensión o medir su temperatura corporal. Ahí es nada. A partir de ese momento, el aliviado usuario (esperemos que en su sano juicio) decide si enviar al médico el resultado obtenido o tirar de la cadena y adiós muy buenas.

¿Y cómo funciona todo esto? Pues parece ser que los ingenieros nipones han desarrollado un tubo que sale de la taza y que recoge una muestra de orina para detectar azúcar y medir su temperatura. Luego, una báscula camuflada frente a la taza registra el peso, y un brazalete controla la presión arterial. Los resultados se muestran en una pantalla en la pared para que uno lo vea bien.

El precio de este inodoro avanzado, que es capaz de almacenar el análisis de cinco personas, oscila entre los 3.200 y los 4.500 euros. No me parece caro, oye. Que la tranquilidad vale mucho.

Aunque los españoles no estamos acostumbrados a tales avances en materia de retretes, los cuartos de baño inteligentes están muy extendidos en Japón. De hecho, en más del 70% de los hogares japoneses existe alguna funcionalidad 'avanzada' en la propia taza: bidet incorporado, ducha anal (allí no conocen lo que es el papel higiénico ni al perrito de Scotex), secado, masaje, asiento con calefacción, música, etc. Madre mía, lo que nos estamos perdiendo...

En muchos hogares japoneses, entras al cuarto y automáticamente se levanta la tapa. Parece una memez, pero para las personas mayores que tienen que agacharse cada vez que van a hacer aguas y para los niños demasiado pequeños es todo un invento. En otros, los hombres pueden presionar un botón para levantar el inodoro, luego volver a su sitio y con la tapa bajada una vez finalizado su uso. El sueño de cualquier mujer. O quizá no, porque aún existe otro último modelo llamado Otohime ('sueño de princesa') que reproduce el sonido de la cisterna con el fin de cubrir otros ruidos corporales 'molestos'.

Y yo, con el Roca de toda la vida. Me están entrando unas ganas de medirme la tensión...