jueves, 29 de abril de 2010

Cultivar el talento y desarrollar las habilidades, clave en los malos momentos.

Escapar del ghetto. Un deseo que se vuelve obsesión cuando no queda salida, cuando todo está prácticamente perdido y la propia existencia corre el -más que probable- riesgo de entrar en el oscuro círculo vicioso que trae consigo la marginación y la pobreza. Donde la única preocupación es la de sobrevivir a toda costa y de cualquier cosa, y donde impera la ley del "comer antes de ser comido".

En las pequeñas barriadas del pueblo de Tupelo (Misisipi) donde nació Elvis Aaron Presley, la cosa no era diferente. Ya al nacer tuvo que pasar su primera prueba: el fallecimiento de su hermano mellizo Jesse nada más ver la luz. Tras aquello, sus padres no volvieron a tener hijos y Elvis se crió como hijo único. Eran tan pobres que dependían de la ayuda de los vecinos para vivir. Cuando tenía tres años perdió su casa porque su padre fue encarcelado por alterar un cheque, así que su madre y él no tuvieron más remedio que instalarse en casa de unos parientes. Ya en la escuela, una profesora suya advirtió su cautivadora voz y su carisma cuando actuó en un concurso musical. A partir de ese momento, su voz y su presencia iban a ser sus principales armas para escapar del ghetto, aunque él no lo supo hasta que su padre, en lugar de regalarle la bicicleta con la que tanto soñaba, le puso una guitarra en sus manos. Empezó a tocar a regañadientes, pero todos sabían que era la única manera de salir, de evitar un futuro escrito a la vuelta de la esquina. Y la cosa funcionó.

El suegro póstumo de Michael Jackson (quien, curiosamente, también destapó sus habilidades en una función escolar) nunca olvidó las dificultades de las familias y los niños que crecen en los ghettos. Así, en 1969 popularizó la canción "In the ghetto", que cuenta la historia de un adolescente que crece en los suburbios y que un mal día muere herido de un disparo.

¿Quién no ha estado inmerso alguna vez en un círculo vicioso que puede llevarle a un triste final? Sólo la conciencia de vernos sumidos en un pozo oscuro puede hacernos reaccionar y buscar la mejor solución para salir de él. Dar rienda suelta a nuestra imaginación, creer no sólo en nuestras posibilidades sino también en las de los demás y destapar sin miedo nuestros puntos fuertes son las mejores -y únicas- herramientas que tenemos para salir victoriosos.


viernes, 9 de abril de 2010