miércoles, 7 de julio de 2010

La menopausia viene por solidaridad

Me acabo de enterar de que sólo las hembras humanas y dos especies de ballenas dejamos de tener hijos a una edad relativamente temprana (teniendo en cuenta el ciclo vital, claro). Resulta que las demás hembras del mundo animal pueden tener descendencia hasta que se mueren: tanto las que viven pocos años como las que se hacen viejecitas, desde la mariquita hasta la tortuga de mar, todas. Entonces, ¿por qué a nosotras se nos niega tan pronto ese don?

Gracias a internet, la respuesta me ha llegado a través de una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Cambridge, que han comprobado que, a medida que envejecen, las mujeres y las ballenas nos sentimos más ligadas a los miembros de nuestra comunidad. ¿Y qué tendrá que ver esto con dejar de tener hijos? Pues parece ser que al estar más motivadas para hacer lo mejor y lo que consideramos necesario para la supervivencia de nuestra familia, nuestro rol de 'abuela' nos lleva a ayudar a las madres jóvenes compartiendo nuestra experiencia. Y eso no podría ser así si no paramos de traer hijos al mundo, porque se nos acumularía el trabajo. Al dejar de tener crías, permitimos que las nuevas madres dispongan de más recursos.

Este estudio es el primero que ofrece una explicación demostrada y plausible sobre por qué estas especies son las únicas en las que las hembras dejan de ser fértiles cuando todavía les quedan varias décadas de vida. Y aunque el comportamiento entre mujeres y ballenas que tienen la menopausia es distinto, las dos tienen un nexo en común: en sus estructuras sociales, las hembras están más vinculadas a aquellos que las rodean a medida que se hacen mayores.

Vamos, que ni nos hacemos más viejas, ni más fofas, ni más inútiles. Al contrario, lo hacemos por amor a nuestra descendencia, para poder echar una mano cuando nos necesiten los nietos. ¡Pero qué cuerpo más majo tenemos!!

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