viernes, 11 de septiembre de 2009

Un museo con millones de especies


A pesar de que el tiempo se encarga de desmontar algunas de las teorías más importantes de Darwin, el científico sigue teniendo millones de seguidores 200 años después de su nacimiento. No en vano, los descubrimientos del inglés en cuanto a la evolución de las especies se han convertido en el Padrenuestro de la biología como ciencia, así que es y seguirá siendo un referente en la comunidad científica.

Aprovechando la celebración del bicentenario de su nacimiento, el próximo 15 de septiembre el espíritu de Darwin renacerá en Londres con la inauguración de un nuevo Museo de Historia Natural inspirado en él y en sus investigaciones. El Centro Darwin, que así se llamará, será gratuito y tendrá como principal objetivo convertirse en un espacio de convivencia entre científicos y ciudadanos.

Las nuevas instalaciones, que tienen forma de capullo gigante de ocho pisos de altura (sí, sí, lo han hecho a propósito, como símbolo de evolución...) y disponen de 3.500 metros cuadrados, cumplen tres fines fundamentales: permiten la conservación de sus importantes colecciones, ofrecen modernas estancias para los científicos y facilitan esta interacción con el público, una de las mayores atracciones del centro.

El director del Museo de Historia Natural, Michael Dixon, cuenta que lo que se pretende es acercar la ciencia a la gente, crear un espacio donde se pueda ver a los científicos trabajando y se pueda hablar con ellos. Supongo que habrá un horario restringido de interacción con esta gente, porque si no, no quiero ni pensar en el follón que se puede montar. Ya me imagino al listillo de turno dando consejos, detrás de la barrera de seguridad: "¿Vas a mezclar ácido clorhídrico con sulfato de sodio??? ¡Pero chaval, que va a hacer una reacción que flipas! ¡LA VAS A LIAR PARDA!!!"

Y es que, de alguna manera, con el Centro Darwin se pretende acabar con la idea que todos tenemos en la mente del científico loco con bata blanca encerrado en lo alto de una torre, inaccesible, rodeado por tubos de ensayos y líquidos de colores, obsesionado con sus experimentos (en plan Gargamel, de Los Pitufos). Ahora parece que todo eso se convertirá en historia.

Pero sobre todo, este nuevo museo conseguirá asegurar la conservación de las colecciones de insectos y plantas durante los próximos 300 años. Hasta ahora, las colecciones estaban guardadas en un almacén al sur de Londres y algunas se estaban deteriorando. Las nuevas instalaciones permiten controlar la temperatura (de 17ºC) y la humedad relativa (del 45%) que se requieren para su perfecta conservación. En total, se están trasladando 17 millones de especies de insectos y tres millones de ejemplares de plantas en una mudanza lenta y minuciosa. Y tan minuciosa...

2 comentarios:

anticapullos dijo...

A los arquitectos les encanta hacer edificios con formas extrañas... Deben de pensar que un museo con forma de capullo transmite sensaciones positivas, pero yo creo que lo único que quieren es llamar la atención.

anticapullos dijo...

Pero bueno, la idea es buena, por lo menos es un museo gratuito y diferente al resto.