martes, 10 de marzo de 2009

"BAD BOYS"

Mi corazón adolescente siempre perteneció a los Pistons de Detroit. Con la edad, mis gustos se han refinado y ahora se inclinan hacia el lado de Los Ángeles Lakers, pero en plena ebullición de hormonas, allá a finales de los 80 y principios de los 90, el baloncesto de los "bad boys" me traía loca. Su manera de interpretar el juego, más agresiva, intensa y física de lo que se había visto hasta entonces revolucionó la NBA y su manera de entender el basket.

Así que ahí estaba yo todos los viernes por la noche escuchando a uno de los mejores comentaristas que ha dado este deporte, Ramón Trecet, y disfrutando con mi equipo, como cualquier aficionado. Me tocaron los mejores años de los Pistons. Tras unas décadas (60 y 70) dominadas por la mediocridad, en 1981 la suerte empezó a sonreir a la franquicia tras la selección de Isiah Thomas en el puesto número 2 del Draft de ese año. Al año siguiente, en 1982, adquirieron al pívot Bill Laimbeer (puesto 21 de la tercera ronda) y a Vinnie "microondas" Johnson, llamado así por su habilidad para anotar muchos puntos en poco tiempo. En 1985 se incorporó el escolta Joe Dumars (también procedente del Draft, en la 18ª posición) y Rick Mahorn (conocido como Baddest Bad Boy of them all -el más malo de los chicos malos-) de un traspaso con Washington Bullets.

No fue hasta 1987 cuando Chuck Daly, el entrenador, se dio cuenta de que, para ganar partidos, su estilo debía volverse más agresivo y orientado a la defensa, un método que siguió al pie de la letra el equipo, que pronto se ganó el apodo de "Bad Boys". A partir de ese año se fichó a otros jugadores que llegaron a ser claves en el equipo como John Salley (seleccionado en la undécima posición del Draft) y Dennis Rodman (¡elegido en la 27ª posición de la segunda ronda!! -¿alguien se lo puede creer?-). Con la plantilla ya conformada, el equipo llegó ese año a las Finales de Conferencia contra los todopoderosos Celtics, equipo que los eliminó en unos partidos muy disputados.

Tan mal les sentó esta eliminación, que los Pistons ajustaron más su estilo "bad boy" y vengaron sus eliminaciones anteriores ante el equipo de Larry Bird en las Finales de Conferencia de 1988 derrotándole en seis partidos y avanzando a las finales de la NBA por primera vez en su historia. Su primera experiencia en las finales fue frente a Los Ángeles Lakers, liderados por Magic Johnson (íntimo amigo de Thomas), James Worthy y Kareem Abdul-Jabbar. Después de unas finales muy reñidas, los Pistons perdieron el campeonato en el 7º partido con un Isiah Thomas tocado por una lesión en el tobillo.

Sin embargo, en 1989, con la entrada en el equipo de Mark Aguirre, los Pistons se desquitaron llegando de nuevo a las Finales frente a los Lakers y ganando su primer anillo en solo 4 encuentros. Un año más tarde, en 1990, volvieron a defender exitosamente su título anterior. El equipo llegó a las Finales de la NBA por tercera vez consecutiva ganando el decisivo encuentro por 93-74 a los Portland Trail Blazers. Isiah Thomas fue nombrado el MVP de The Finals.

A partir de 1991 fueron perdiendo fuelle y yo empecé a salir más por ahí, con lo que mis citas del viernes por la noche cambiaron de escenario. En 1993 se retiró del baloncesto Bill Laimbeer, y en 1994 lo hizo Thomas, quien había desarrollado toda su carrera en los Pistons (su camiseta con el número 11, igual que la de Laimbeer con el 40, fue retirada como homenaje por Detroit). Y ya nada volvería a ser como antes. Pero que les quiten lo bailao. Un equipo sin estrellas deslumbrantes (quizá fuera Thomas el único) fue capaz de imponerse a los mejores a base de intensidad, ganas e incluso vehemencia. Y es que todos contaban. Joe Dumars formó, junto a Thomas, una de las mejores parejas base-escolta de la historia de la NBA. Jonh "Spider" Salley, que asumió desde el principio su condición de sexto hombre en el equipo, se ganó este apodo por la forma de intimidar bajo el aro a sus oponentes con sus interminables brazos. Dennis Rodman, antes de teñirse el pelo y desvariar con sus excentricidades, tenía unas habilidades defensivas fuera de lo común (provocaba como nadie las faltas en ataque del contrario) y era uno de los mejores reboteadores del momento (llegó a promediar 18 rebotes por partido). Además, Rodman fue el jugador con mejor porcentaje de tiro de campo en 1989 y durante esos gloriosos años tuvo una intensa ética de trabajo y una gran fuerza física, ya que procedía del atletismo. No jugó nunca al baloncesto hasta que el año que cumplió los 18 creció 27 centímetros de golpe (mide 1,98 m.). El fuerte carácter de Laimbeer también empujó al equipo en momentos decisivos. Era un buen anotador y un excelente reboteador. Tras 14 temporadas en la liga, llegó a ser el decimonoveno jugador de la historia en conseguir más de 10.000 puntos y 10.000 rebotes.

En definitiva, un estilo de juego donde triunfa un carácter, una forma de entender el baloncesto y, fundamentalmente, un equipo donde cada uno tiene muy claro su papel, donde todas las piezas encajan para que el engranaje funcione a la perfección. Lástima que el reinado no durara más años, me hubiese ahorrado muchos momentos insustanciales de viernes noche a partir de los 17 años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después, Thomas y Dumars han seguido caminos opuestos: Thomas, discreto entrenador en los Pacers y desastroso Manager General en los Knicks, con una vida pública, además, agitada; Dumars, el gran constructor de los renacidos Pistons campeones en 2004. Y es que en la pista, aunque compartieron camiseta, también eran opuestos. Thomas, la estrella con un aire algo teatrero; Dumars, el jugador de equipo que siempre tenía fuerzas para hacer una ayuda en defensa y acierto para anotar un tiro sobre la bocina. Yo también veía esos partidos míticos los viernes por la noche, y aunque era de los Lakers de Magic, siempre me maravillaba la habilidad de Dumars para hacer todo bien desde un segundo plano. Lo más parecido hoy en día es Richard Hamilton. ¿Dónde juega? En los Pistons. ¿Quién lo fichó? Dumars. Un año después de arrebatárselo a los Wizards de Jordan (¡por Jerry Stackhouse!), los Pistons de Dumars & Hamilton ganaron el anillo. Casi nada.