Cuando la Tierra se convierta en un planeta inhóspito a lo largo y ancho de su superficie, cuando ya no podamos echar mano de los recursos que nos han mantenido con vida y nos hayamos cargado todo lo bueno que hay en ella, aún nos queda una esperanza: Gliese 581g. Se trata de un nuevo (al menos, para el que lo descubre) planeta fuera del Sistema Solar que tiene un tamaño similar a la Tierra y que se encuentra en una zona que podría ser habitable. El único problema es que está a unos 20 años luz, pero quizá nos quede tiempo para preocuparnos por ese asunto más adelante.
Según los astrónomos, que llevan ya décadas buscando como locos una mínima prueba de vida -o la posibilidad de ésta- fuera de nuestro sistema, el nuevo planeta se encuentra a una distancia de su estrella que le permite tener una temperatura adecuada para que haya agua líquida en su superficie, o a escasa profundidad.
Siempre me he preguntado el porqué de tanta obsesión por comprobar si existe vida inteligente en otros planetas, así que, después de darle alguna que otra vuelta, he llegado a la conclusión de que, en el fondo, a los científicos les da igual saber si ET y toda su familia vaga por el espacio (al fin y al cabo, igual se metían en un lío gordo). Lo que realmente les preocupa es localizar un sitio donde poder 'emigrar' en cuanto la cosa se ponga chunga por aquí. Y, a día 1 de octubre de 2010, se puede decir que los terrícolas hemos alcanzado un buen nivel de autodestrucción, así que la solución no puede tardar mucho.
Eso sí, hay que tener en cuenta que la temperatura que registra el nuevo planeta es un poquito más baja de la que estamos acostumbrados, ya que está entre menos 31º y menos 12º centígrados. Pero oye, no nos vamos a quejar, que a los que tenemos problemas de circulación nos va a venir de perlas.
También habrá que tener en cuenta que los años pasarán más rápido, puesto que el periodo orbital de Gliese 581g es de poco más de 36 días, con lo cual se podrá cumplir otra de las teorías que barajan los científicos, y es que en un futuro viviremos más de 150 años. Todo son ventajas.
Y en cuanto a la gravedad, no será un problema, porque parece que la lleva incorporada de serie. Se siente por aquellos a los que les hubiera gustado flotar y hacer pis del revés, pero así se evitan muchos mareos.
¡Tonto el últimooooooo!
viernes, 1 de octubre de 2010
lunes, 6 de septiembre de 2010
Los hipocondriacos están de enhorabuena

Ya no hace falta salir del retrete para hacerse un chequeo médico. Los japoneses, que han conseguido elevar a la categoría de ciencia sus estudios sobre los múltiples servicios que puede ofrecer un simple inodoro, han dado un paso más en este escabroso asunto y han convertido la taza del váter en un centro de minichequeos médicos para gente preocupada constantemente por su salud.
Tras presentar al mundo retretes capaces de autolimpiarse, asear al usuario e incluso proporcionar masajes (¿?), el fabricante de sanitarios número uno en Japón, Toto, ha sacado a la luz este nuevo inodoro inteligente que funciona como un minilaboratorio. Así, cuando a uno le entren ganas de hacer pipí o popó, puede ir al váter con su revistica y aprovechar ese valioso tiempo para hacerse un análisis de orina, pesarse, tomarse la tensión o medir su temperatura corporal. Ahí es nada. A partir de ese momento, el aliviado usuario (esperemos que en su sano juicio) decide si enviar al médico el resultado obtenido o tirar de la cadena y adiós muy buenas.
¿Y cómo funciona todo esto? Pues parece ser que los ingenieros nipones han desarrollado un tubo que sale de la taza y que recoge una muestra de orina para detectar azúcar y medir su temperatura. Luego, una báscula camuflada frente a la taza registra el peso, y un brazalete controla la presión arterial. Los resultados se muestran en una pantalla en la pared para que uno lo vea bien.
El precio de este inodoro avanzado, que es capaz de almacenar el análisis de cinco personas, oscila entre los 3.200 y los 4.500 euros. No me parece caro, oye. Que la tranquilidad vale mucho.
Aunque los españoles no estamos acostumbrados a tales avances en materia de retretes, los cuartos de baño inteligentes están muy extendidos en Japón. De hecho, en más del 70% de los hogares japoneses existe alguna funcionalidad 'avanzada' en la propia taza: bidet incorporado, ducha anal (allí no conocen lo que es el papel higiénico ni al perrito de Scotex), secado, masaje, asiento con calefacción, música, etc. Madre mía, lo que nos estamos perdiendo...
En muchos hogares japoneses, entras al cuarto y automáticamente se levanta la tapa. Parece una memez, pero para las personas mayores que tienen que agacharse cada vez que van a hacer aguas y para los niños demasiado pequeños es todo un invento. En otros, los hombres pueden presionar un botón para levantar el inodoro, luego volver a su sitio y con la tapa bajada una vez finalizado su uso. El sueño de cualquier mujer. O quizá no, porque aún existe otro último modelo llamado Otohime ('sueño de princesa') que reproduce el sonido de la cisterna con el fin de cubrir otros ruidos corporales 'molestos'.
Y yo, con el Roca de toda la vida. Me están entrando unas ganas de medirme la tensión...
domingo, 8 de agosto de 2010
viernes, 6 de agosto de 2010
Dame una hermana y dime tonto

Siempre he pensado que lo más grande que puedes regalar a un hijo, además de amor, es un hermano. Alguien con quien jugar, compartir, reír y llorar. Alguien con quien crecer y del que aprender. Alguien con quien protegerse de la soledad o los miedos. Tener un hermano es tener un tesoro.
Y como para todo hay estudios científicos, he encontrado una investigación llevada a cabo por psicólogos estadounidenses de la Universidad de Birgham que corrobora mis impresiones. Pero es que, además, el estudio destaca que el hecho de tener hermanas aleja la depresión en la adolescencia, hasta el punto de bajar el porcentaje de riesgo más de la mitad.
Los psicólogos entrevistaron a 395 familias con más de un hijo, al menos uno de los cuales tenía entre 10 y 14 años. Sus conclusiones mostraron que tener un hermano, independientemente del sexo o la diferencia de edad, era un elemento protector. Curiosamente, se observó que la influencia de tener un compañero de juegos podía llegar a ser incluso superior a la influencia paterna, ya que los menores aprendían de sus hermanos sentimientos de generosidad o amabilidad con más frecuencia que de sus mayores.
Y aunque tener un hermano varón resultó ser un elemento protector, son las chicas las que ofrecen un mayor potencial 'antidepresivo'. Esto es así porque, en general, las mujeres tenemos mayor tendencia a hablar y, por tanto, más dotes comunicativas que se pueden canalizar de manera positiva en los afectos.
Los hermanos dan algo que los padres no pueden dar, y viceversa. Gracias a las relaciones fraternales, los sentimientos de culpabilidad, egoísmo o miedo son más difusos. Incluso las habituales peleas entre hermanos pueden tener un lado bueno, ya que ayudan a los niños a controlar sus emociones. Eso sí, si las peleas son graves pueden aumentar la tendencia a caer en la delincuencia juvenil, pero eso ya es otro cantar. Lo normal es que se produzcan pequeños roces por la convivencia que ayudan a madurar y a conocerse, no en vano los hermanos pasan cada día de su infancia juntos, y eso tiene una influencia enorme en el desarrollo de su personalidad.
Dicho esto, soy hija única y soy feliz, aunque en algunas ocasiones he echado en falta un amor filial, más cómplice y menos inquisidor que el paternal. Todo tiene sus pros y sus contras y, en última instancia, nunca sabré qué hubiera pasado en caso de tenerlo. Lo único seguro es que mi vida hubiese sido completamente diferente, porque tener un hermano abre un camino nuevo a toda la familia. Como coger un desvío no provisional.
miércoles, 4 de agosto de 2010
lunes, 12 de julio de 2010
Se ha abierto la veda, ya no hay quien nos pare

La neurona se ha guardado esta celebración para el final, no ha querido echar campanas al vuelo ni en los cuartos, ni siquiera en la semifinal, aún sabiendo que España ya hacía historia. Y eso es porque esperaba celebrarlo ayer por todo lo alto, el día en que nuestra roja, por fin, vistió el corazón de todos los españoles que acumulaban años de frustración esperando este momento.
Gracias, chicos, por hacernos soñar. Gracias por haber hecho del 11 de julio de 2010 un día que no olvidaremos ni nosotros ni nuestros hijos. Gracias por hacer un fútbol tan bonito del que estar orgulloso. Porque vosotros habéis ido siempre a ganar jugando, porque habéis sido un ejemplo de deportividad para el mundo entero, porque vuestros principios y buenos valores se han impuesto por encima de todo para hacer del Mundial un mundial de todos los que aman el fútbol.
Algunos pensarán que, al fin y al cabo, sólo es fútbol. Pero en mi vida había visto salir ataviados con la roja y con la bandera de España a miles de vascos por las calles de Bilbao, Ermua, San Sebastián, Vitoria, etc., orgullosos de pertenecer al país de nuestra selección. Y qué decir de la celebración de los catalanes, que salieron a la calle en cuanto el árbitro pitó el final del partido para mostrar sin complejos su alegría... Vamos, que de punta a punta, España fue ayer y es a partir de hoy (quizá por primera vez en muchísimo tiempo) una unidad indivisible, un territorio sin grietas.
Tras el cúmulo de malas noticias de los dos últimos años con respecto a la crisis, el paro, etc., bien nos viene una alegría como ésta. Nos merecemos olvidarnos por un rato de las desgracias y disfrutar de este hecho histórico; al fin y al cabo, es uno de los acontecimientos deportivos más importantes en el mundo. Y aunque suene algo banal, sería bueno que la gente que tuvo que ver el partido desde un hospital sintiera por un momento algo de alivio o una pequeña alegría.
En fin, que estamos que nos salimos. Que somos campeones indiscutibles de todo y para todos. Se ha abierto la veda para nosotros y ya no hay quien nos pare. Somos afortunados de poder vivir esta buena racha del deporte español, que está entre la elite desde hace unos años gracias al esfuerzo y a la rasmia de unos cuantos que decidieron sacudirse los complejos plantando la primera semilla de lo que hoy es el deporte en España.
También es de agradecer el apoyo mostrado a la selección por personas de todo el mundo, porque su ánimo nos ha dado más seguridad y confianza. Incluso el pulpo Paul fue una motivación extra que no esperábamos.
A disfrutar toca. Cheers!
miércoles, 7 de julio de 2010
La menopausia viene por solidaridad

Me acabo de enterar de que sólo las hembras humanas y dos especies de ballenas dejamos de tener hijos a una edad relativamente temprana (teniendo en cuenta el ciclo vital, claro). Resulta que las demás hembras del mundo animal pueden tener descendencia hasta que se mueren: tanto las que viven pocos años como las que se hacen viejecitas, desde la mariquita hasta la tortuga de mar, todas. Entonces, ¿por qué a nosotras se nos niega tan pronto ese don?
Gracias a internet, la respuesta me ha llegado a través de una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Cambridge, que han comprobado que, a medida que envejecen, las mujeres y las ballenas nos sentimos más ligadas a los miembros de nuestra comunidad. ¿Y qué tendrá que ver esto con dejar de tener hijos? Pues parece ser que al estar más motivadas para hacer lo mejor y lo que consideramos necesario para la supervivencia de nuestra familia, nuestro rol de 'abuela' nos lleva a ayudar a las madres jóvenes compartiendo nuestra experiencia. Y eso no podría ser así si no paramos de traer hijos al mundo, porque se nos acumularía el trabajo. Al dejar de tener crías, permitimos que las nuevas madres dispongan de más recursos.
Este estudio es el primero que ofrece una explicación demostrada y plausible sobre por qué estas especies son las únicas en las que las hembras dejan de ser fértiles cuando todavía les quedan varias décadas de vida. Y aunque el comportamiento entre mujeres y ballenas que tienen la menopausia es distinto, las dos tienen un nexo en común: en sus estructuras sociales, las hembras están más vinculadas a aquellos que las rodean a medida que se hacen mayores.
Vamos, que ni nos hacemos más viejas, ni más fofas, ni más inútiles. Al contrario, lo hacemos por amor a nuestra descendencia, para poder echar una mano cuando nos necesiten los nietos. ¡Pero qué cuerpo más majo tenemos!!
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