miércoles, 27 de mayo de 2009

BESOS

Son el comienzo y el final de todo. El reencuentro, el saludo, el despertar, el preludio -y el ocaso- del amor, la despedida, el 'buenas noches' o el adiós definitivo. Miles de expresiones pueden darse en un sólo gesto, y son únicamente sus protagonistas quienes tienen la clave de su significado.

Al nacer y al morir, el de amor verdadero y el de Judas, el beso es la máxima expresión de vida, y lo necesitamos como el comer, sobre todo cuando se trata de una muestra de afecto. Nuestro anhelo y nuestra salvación. Donde esté un buen beso, que se quite todo lo demás. Todo lo que no puede decirse con palabras queda dicho con un beso o con un no-beso.

Incluso los expertos se han puesto de acuerdo al asegurar que es el mejor antídoto contra el desánimo y una bonita forma de mejorar la salud. Esto es porque estimula la parte del cerebro que libera oxitocina en el flujo sanguíneo, creando una sensación de bienestar. Pero besar no es sólo el acto de juntar los labios, sino que es algo más, debe envolver un torrente de emociones. Así que hay que darlo y recibirlo con sentimiento.

Las más bellas imágenes del beso se dan en la vida real, pero el cine es el arte que más se ha esforzado en recoger su esencia. "Cinema Paradiso" es un buen ejemplo. La película se estrenó en 1988 y es una verdadera declaración de amor al cine clásico, donde los besos jugaban un papel protagonista. Cuenta la historia de un director de cine, Salvatore ('Totó' de pequeño), que vuelve a su antiguo pueblo siciliano para acudir al funeral de Alfredo, el encargado durante años de proyectar películas en el Nuevo Cinema Paradiso. La pantalla es, durante años, el único vínculo sólido de todos los habitantes del pueblo.

Totó aprende de Alfredo todo sobre el cine: las técnicas de proyección de películas y su pasión por el séptimo arte. Su relación es una historia de amistad entre dos personas muy distantes en edad. Un hijo sin padre y un padre sin hijos. En secreto, Alfredo colecciona todos los besos y caricias censurados por el sacerdote del pueblo antes de una proyección. Y al morir el anciano, éste deja un regalo a Salvatore que destapa la esencia de la vida, los besos que se acumulaban en una caja prohibida con la que Totó creció y después dejó atrás al hacerse mayor.

De todo ello resulta un final soberbio, al que acompaña la música melancólica de Ennio Morricone y en el que se siente toda la intensidad emocional que despiertan los recuerdos.

Por cierto, hoy es el cumpleaños de Giuseppe Tornatore, el director y guionista de esta genial película. ¡Felicidades!!!!!

4 comentarios:

lost and found dijo...

"Cinema Paradiso" es una obra maestra que aún no he podido ver sin conmoverme. Y esa escena de los besos censuados... ¡Cuántas veces he llorado al verla!

Anónimo dijo...

No la he visto pero prometo verla y hacer mi comentario. Este texto ya me ha conmovido.

De tornillo dijo...

¿Y los besos virtuales no valen?. No es lo mismo, pero hasta que te los de en persona: ¡MUCHOS BESOS! Muaaaaaa

Anónimo dijo...

Besos de amor, amor apasionado entre dos, amor sosegado entre dos, besos de amor a los hijos, besos de amor a la madre y al padre, besos de alegría al ver al amigo/a, besos amargos en la despedida, besos que salen directamente del alma, besos de amor tierno a cambio de tierno amor. Todos los besos son hermosos, aunque existe la excepción, todos sabemos algo sobre "el beso de Judas".