viernes, 2 de octubre de 2009

Tanto monta, monta tanto, Ferrari como Fernando


El mejor piloto del momento y el equipo más grande de la historia. Esto sí que es un acontecimiento histórico interplanetario y no lo que creía Pajín. Ambos se necesitan en este momento: Alonso, para despegar definitivamente hacia el Olimpo de los dioses; y Ferrari, para encontrar por fin un líder sólido sobre el que apoyarse, tras la marcha de Schumacher hace ya tres temporadas.

La irrupción de un gigante como el Banco Santander, las urgencias de la escudería italiana, que se encuentra un tanto a la deriva esta temporada, y el estado ruinoso de Renault han acelerando un fichaje hilvanado hace dos años, en los días en que el español peleaba por escapar de McLaren. Ahora, a partir de marzo de 2010, Alonso tiene las puertas abiertas para convertirse en el décimo campeón de la maquinaria roja si consigue llevarla a su decimosexto título del mundial de pilotos, desde su debut en Mónaco en 1950.

Ojalá podamos volver a apalancarnos con ilusión frente a la televisión, renunciar al aperitivo de los domingos sabiendo que la carrera merecerá la pena, y ver todas las semanas a Fernando subido en lo más alto del podio. Entonces, nuestra marcha sonará junto a la italiana, infinitas veces, hasta que se quede en la memoria de todos los aficionados a la Fórmula 1. Detrás de una, la otra. Indisoluble. Como cuando el himno de la Scudería se fundía con el alemán, a fuerza de victorias, como si se tratara de la misma melodía. Solo que ahora sonará mucho mejor, más alegre y triunfal.

Los detractores de Alonso, sin embargo, esperan ansiosos el grito de genio, la pelea con el compañero, la protesta, el fracaso, la excusa, la polémica. No tiene por qué ser así. En una entrevista publicada en su página web, el piloto español explica que "en realidad, la gente no tiene que saber cómo soy. Supongo que lo que les debería interesar es cómo soy dentro de un coche. Las personas que dicen que soy antipático o arisco lo dicen sin conocerme. Es imposible que te conozca todo un país, o tratar de caer simpático al mundo entero. La imagen que suelen ver de mí es la de un piloto que está agotado, desencajado, que acaba de pasar rozando las barreras a escasos milímetros y al que le ponen un micrófono nada más quitarse el casco. En ese momento no puedes ser muy gracioso".

Luca Cordero di Montezemolo lo ha dicho en muchas ocasiones: "Los mejores pilotos terminan corriendo en Ferrari". Así, ha cumplido con un deseo que es tener al piloto más laureado del momento, el único con dos títulos mundiales en la parrilla. Y Fernando ha alcanzado lo máximo a lo que aspira un piloto. Según Marc Gené, "Ferrari consigue así contar con un hombre veloz que apenas comete errores, gran probador, rápido en clasificación y muy agresivo. En lo personal, tiene mucho carisma y es un líder indiscutible. En definitiva, reúne todos los valores que busca Ferrari en un piloto".

Con 29 años y una ambición renovada tras permanecer dos años en sequía, Alonso se toma medidas del mono en color rosso corsa. Seguro que le sienta fenomenal. Mucho mejor, dónde va a parar, que el uniforme de los años 50, como el que llevaba el italiano Alberto Ascari, el hombre que llevó a la maquinaria roja a conseguir su primer título del mundial de pilotos en 1952 (y que repitiría un año más tarde, antes de su fatal accidente en el circuito de Monza en 1955). Menudas pintas.

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