martes, 30 de marzo de 2010

El buen humor, un método de supervivencia


Aprovechando que se acerca el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo (el próximo 8 de abril), voy a recordar una serie de medidas del Plan de Rescate propuesto hace ya un año por una consultoría dedicada a la aplicación del humor al trabajo.
A falta de dinero para afrontar todos los gastos que se nos vienen encima y para reparar nuestra maltrecha economía, todos nuestros esfuerzos deben centrarse en incidir en el modo de enfrentarse a ese desafío, porque el sentido del humor es una de las herramientas más eficaces a la hora de encajar las bromas (a veces, muy pesadas) que nos gasta la vida. Incluso es posible que sea la única arma con la que podemos contar.
Así las cosas, conocedores de que el humor es un tema muy serio, deberíamos llevar a rajatabla las siguientes consideraciones del plan de rescate contra la crisis, tanto en nuestra vida personal como en nuestro trabajo:

1.- Sigue una estricta dieta informativa. Los medios informativos seleccionan las noticias según el espanto que puedan causar. Tienen que subir la tensión arterial, motivo por el cual la banda sonora de los telediarios podría servir perfectamente para una película de Indiana Jones. Por el bien de tu higiene mental, inicia un régimen que limite tu exposición a esta fuente de estrés y pesimismo.
2.- Busca el lado cómico de la vida. Aunque a veces no lo parezca, el humor está en todas partes. Sólo hace falta fijarse un poco más.
3.- Ríete de la crisis. Incluso en las peores situaciones, el ser humano es capaz de bromear, aunque se trate a veces de un humor muy negro. Y es en épocas de crisis donde florece más el ingenio.
4.- Mira el lado positivo. Sin duda, la crisis tendrá consecuencias negativas, pero alguna será positiva. Quizás sea una oportunidad de replantearnos, a escala global, el sistema económico, político, social y cultural de nuestra civilización. Puede que sirva para moderar un poco nuestro materialismo y dar mayor importancia a otros valores más espirituales. A nivel individual, también habrá quien al perder su trabajo se libere de un jefe insoportable, encuentre su vocación perdida o se dé cuenta de que el estatus y el dinero están sobrevalorados. Y si no, al menos podemos agarrarnos siempre a la posibilidad de que, tarde o temprano, las cosas mejoren.
5.- Ponte la nariz de payaso; ríete de ti mismo. Como decía un gran sabio, "bienaventurados los que se ríen de sí mismos, porque nunca les faltarán razones para reír". En un momento de crisis como éste, la capacidad de reírse de uno mismo es más importante que nunca. Los adultos solemos creernos muy importantes, serios y respetables. Más que nada, queremos que los demás nos vean así. Escondemos nuestros defectos, errores, fracasos, lagunas intelectuales, manías y momentos de locura. Pero este esfuerzo disimulador no suprime todos estos aspectos de los que nos avergonzamos. Somos seres imperfectos, ignorantes y frágiles en un mundo muy grande que nos desborda. Hacemos lo que podemos con lo que nos ha tocado. Ponerse la nariz roja de payaso es una forma simbólica de reconocer, aceptar y celebrar el hecho de que, al fin y al cabo, somos bastante ridículos.
6.- Amplía tu perspectiva. Decía Chaplin que "la vida es una tragedia en el primer plano, pero una comedia en el plano general". Muchas veces, las situaciones que nos provocan ansiedad, vergüenza, rabia o tristeza, con el tiempo y la distancia cambian, transformándose en escenas de pura comedia. Llegamos a ver su lado divertido y nos provocan la risa, hasta el punto de convertirse en nuestras anécdotas favoritas que contamos una y otra vez a familiares y amigos. Para apreciar el humor de una situación, lo que necesitamos es un poco de distancia, dar un paso atrás para ver la perspectiva más amplia.
7.- Aprende a improvisar. Las cosas no salen siempre según lo previsto. En esta situación, nuestras primeras reacciones son el rechazo, la frustración y la queja. Pero de poco sirven, porque la realidad es la que nos toca, y lo mejor es que la aceptemos cuanto antes para tirar adelante. Lo que necesitamos es creatividad y capacidad de improvisar. Como Mac Gyver.
8.- Dale a tu vida un toque de locura. Un pequeño toque nada más, sin volverse loco del todo. Es necesario para desdramatizar lo cotidiano y liberarnos de la seriedad imperante. Es posible que todo se vaya al garete, pero incluso si así fuera, que sea un desastre esplendoroso que luego podamos celebrar.
9.- Contagia la risa. Disfrutamos más del humor cuando lo compartimos, especialmente con las personas con las que tenemos cierta complicidad. Y es uno de los mejores regalos que podemos hacer a los demás. Así que ¡queda ya con tus amigos para echarte unas risas!!!
10.- Recurre a los gurús del humor. Acude siempre a los profesionales y expertos que aplican el humor en distintos ámbitos: comedias, monólogos, programas de humor, payasos, cuentacuentos... Búscalos siempre que los necesites y déjate llevar.

Y eso es todo por ahora. Por mi parte, intentaré seguir esta receta o Plan de Rescate para llegar a la operación biquini no sólo con un cuerpo de escándalo, sino también (y lo más importante) con una sonrisa de oreja a oreja.

2 comentarios:

way dijo...

Me dispogo a llevar a cabo este Plan.

Anónimo dijo...

Jo, parece fácil... Pero ya sabemos qué pasa con las dietas, que se siguen un par de semanas y luego vuelves a caer en un círculo vicioso.