La primera vez que mi neurona escuchó esta canción del álbum "Dangerous" de Michael Jackson se quedó muy satisfecha, aquello le garantizaba por lo menos unos cuantos años más de vida, de esperanza. Como pocas veces suele ocurrir, voz, música y letra se unían de forma tan natural y tan bella, que era imposible resistirse a su llamada, así que se dejó llevar. Una pena que una canción tan redonda nunca se plasmara en un vídeo musical -quizá hubiese sido demasiado- o que apenas se oyera en sus conciertos. Por eso la neurona ha decidido rescatarla hoy, letra incluida. Los coros gospel del final son un auténtico bombardeo de música, la traca final a una canción a la que se le ha puesto mucho arte y toda el alma.
(Letra: M. Jackson)
"Si llamas en voz alta, lo sentirás dentro. A través de tu corazón, de tu entrega, hasta tus objetivos.
Puedes decir las palabras como las entiendas, pero el poder está en creer, así que date una oportunidad. Porque puedes escalar la montaña más alta, nadar en el mar más profundo. Todo lo que necesitas es desearlo y un poco de amor propio.
Así que, MANTÉN LA FE.
No dejes que nadie te maree, tú sabrás cuándo será correcto seguir para alcanzar tus sueños.
Por encima de la razón, MANTÉN LA FE, porque sólo es una cuestión de tiempo.
Antes de que tu confianza triunfe, cree en ti mismo. No importa lo que pase, puedes ser un ganador, pero tienes que mantener la fe.
Manténla hermano, tú la tienes.
Cuando pienses con confianza, dirigirás tu hogar a un lugar con el que únicamente sueñas cuando estás solo.
Puedes guiarte por tus sentimientos en lugar de las circunstancias, pero el poder está en creer, así que date una oportunidad. Sé que puedes navegar a través del agua, volar a través del alto cielo. Y sea cual sea el camino que tomes, llegarás sólo si lo intentas.
Así que MANTÉN LA FE.
No permitas que nadie te deprima, mantén tu mirada en el premio y tus pies en la tierra.
MANTÉN LA FE porque sólo es una cuestión de tiempo.
Alza tu cabeza y muestra al mundo que tienes orgullo. Ve a por lo que quieres, no permitas que se pongan en tu camino. Puedes ser un ganador, pero tienes que mantener la fe.
Sé que mantener la fe significa nunca renunciar al amor, pero el poder del amor está en hacer lo correcto. Hazlo, haz lo correcto, MANTÉN LA FE.
Ponte de pie y actúa, que lo harás bien, no actúes como un tonto el resto de tu vida. Trabaja en ello, ve a por lo que quieres y no olvides tu fe.
Mírate a ti mismo y lo que haces ahora. Retrocede un minuto sólo para observarte. Ordena tu vida y cómo vives cada día. Entonces vuelve a tu sitio y MANTÉN LA FE..."
jueves, 14 de enero de 2010
sábado, 9 de enero de 2010
Aquellos maravillosos años

Así, mientras espero el estreno de la última temporada de 'Perdidos' y la segunda de 'Flash Forward', no me queda más remedio que echar la vista atrás y rescatar una de las mejores series que acompañaron mi adolescencia: 'Aquellos maravillosos años'. Aunque se trataba de la vida de un niño que crecía dentro de una familia cualquiera americana en la sociedad de los años 70 y 80, ¿a quién no le conmovieron alguna vez las andanzas de Kevin Arnold? ¿Quién no se ha sentido identificado con él y con sus preocupaciones?
La serie resultó un éxito en buena parte del mundo. En España se trató de imitar el formato con 'Cuéntame', que finalmente está acumulando más temporadas que su predecesora. Aún así, no sé por qué, me producen sensaciones muy distintas. A pesar de la cercanía de la serie española, de que la historia me toca de cerca y de que me divierte reconocer en ella algunos "episodios nacionales", tengo que admitir que los ojos y la sonrisa de Kevin me llegan directamente al corazón. Es el sabor del made in America. Qué le vamos a hacer...
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Papá Noel, en horas bajas

Dicho de forma simplista, la información que aparece en los medios nos puede hacer sentir bien, mal, regular, dejarnos indiferentes o con una sensación extraña, como de que te están tomando el pelo de mala manera.
Hoy me he levantado con una noticia desconcertante, leída en elmundo.es: "Científicos australianos aseguran que Papá Noel no es una buena influencia". Aún me dura la carcajada nerviosa. Según esta gente, el "aspecto y los hábitos de vida" (¿cómo sabrán cuáles son sus hábitos de vida?????) del gordito de rojo promueven, literalmente, "la obesidad, el exceso de alcohol al volante (¿quééééé?) y, en general, un estilo de vida poco saludable". Y se quedan tan anchos.
Ante tales hechos (supongo que probados), los científicos ven necesario un 'acto de enmienda' por parte de Papá Noel, de manera que cambie sus renos por una bicicleta, y sus comidas copiosas con coñac por verduras y agua. Y, de paso, que no explote tanto a sus duendecillos, que mueva más el culo, que se cubra las canas, que pare un rato de darle a la campanilla y que hable un poco más bajito. Pensándolo bien, el pobre hombre no es precisamente un dechado de virtudes, eso es verdad.
Por si esto fuera poco, el doctor Grills (uno de los científicos australianos que se ha sacado de la manga este exhaustivo estudio) mete más leña al fuego añadiendo que "aunque los hábitos de Papá Noel cambian de un país a otro, es común que se le ofrezca algún tipo de bebida alcohólica en las casas". No sé, a lo mejor en Australia se le ofrece cerveza, pero en mi casa se le ha dado toda la vida lechecita y galletas. A lo mejor por eso ha pasado de largo alguna vez...
Pero lo mejor de todo viene cuando dentro de la misma información (que aparece en portada, para más inri) se dice lo siguiente: "Los expertos han realizado esta reflexión tras intentar llevar a cabo, sin obtener resultados, una revisión de la literatura científica sobre el impacto negativo de Papá Noel en la salud pública". O sea, que encima se extrañan de que no haya una corriente de investigación sobre este tema tan preocupante para nuestra sociedad.
Sobre todo, se le culpa de promover la obesidad y de transmitir a los niños el mensaje de que el estar gordo se relaciona con la felicidad y la jovialidad. ¿Pero alguien se puede creer esto? ¿Me quieren decir que teniendo a Cristiano Ronaldo como 'cuerpo de referencia' los niños llegan y prefieren imitar el de Papá Noel, al que sólo ven una vez al año, por muy bonachón y generoso que sea? ¿De verdad los niños menores de 6 ó 7 años (que son los que aún creen en Santa Claus) se preocupan por estas cosas? ¡A ver si no se va a poder estar entrado en carnes, hombre! Es que al final, cada vez que veamos a un gordo vamos a dar por hecho que consume alcohol, se atiborra de comida basura y se pasa el día tumbado en el sofá. En unos años, se modificará el código penal y por fin los barrigudos podrán ser detenidos por ser un mal ejemplo para la sociedad. Así, las cárceles estarán llenas de gordos y más gordos que empapelarán sus celdas con pósters de Papá Noel.
Si al final van a tener razón estos australianos...
jueves, 17 de diciembre de 2009
El jamón ibérico sienta fatal para cenar

Cuando algo te gusta mucho es difícil ser virtuoso en su uso, es decir, dosificarlo en su justa medida. El término medio no existe. Y claro, abusas tanto que al final te dan pampurrias (y en este caso arcadas) sólo de pensar en el objeto que un día fue de deseo. Y eso pasa con todo en la vida, pero con el jamón, además, que lo sepáis desde ya, se sufren unos desvaríos nocturnos que te dejan K.O. para afrontar el día siguiente con energías. Vamos, que hoy estoy hecha unos zorros, pero he aprendido la lección: tortillita para cenar, bueeeeeeena; jamoncito sin conocimiento, maaaaaaaaaalo.
Y eso que lo tenía todo controlado. Después de hacerme unos cursos on line (básicamente, vídeos de You Tube) sobre el arte de cortar jamón, decidí ponerme manos a la obra. Y aunque no tengo cuchillo jamonero, me las apañé muy dignamente con uno que no uso casi nunca y que aún conserva su afilado. Como una es de naturaleza perfeccionista, toda loncha que no salía presentable para ponerla en el plato, la desechaba comiéndomela. El resultado: cuatro lonchitas para toda la familia en el centro de la mesa, un jamón malherido (las cuchilladas llevan varias trayectorias) y unas ganas de no comer ibérico en la vida que aún me duran.
Pero lo peor ha llegado después. La maldición del cerdo de San Antón ha caído sobre mí y me ha cogido desprevenida mientras estaba en brazos (yo creo que más bien en los pies) de Morfeo. Así que me ha pasado de todo: me han atracado a punta de jamonero en la plaza San Sebastián y me han sisado los 30 euros que llevaba en el bolso; al llegar a casa, además, he recibido la triste noticia del fallecimiento de mis abuelos -otra vez-. Desde ese momento, no he hecho más que llorar y llorar desesperadamente y preguntarme a dónde vamos y de dónde venimos; a continuación, me enteraba, por una llamada telefónica, de que mi medio melón, al que tengo en tanta estima, tenía un negocio clandestino de fin de semana que dejaba mucho que desear. Y bueno, algunas cosas más que el pudor no me deja mentar. Y todo esto ocurría durante la noche, es decir, que estaba trasnochando dentro del mismo sueño, con lo cual, cuando ha sonado el despertador yo ya estaba más agitada que un sonajero en manos de un enfermo de parkinson. Pero sobre todo, con la moral por los suelos. Y así sigo.
No obstante, mi neurona positiva se ha puesto a trabajar y me ha hecho comprender tres cosillas, que obligan a sacar una lectura positiva de la experiencia:
1. Esto me pasa por tener un buen jamón en casa.
2. Una vez acabado, y sin oportunidad de que me regalen otro, el resto del año se presenta tranquilo.
3. Volverán con gusto las cenas sanas y comedidas. Nunca más volveré a subestimar los calditos o la tortilla francesa de un huevo acompañada de jamón (de YORK, of course).
miércoles, 2 de diciembre de 2009
El agujero de la capa de ozono también cumple una función en el mundo

Pues sí, ahora resulta que, después de hablar barbaridades sobre él y sobre los efectos nocivos para la humanidad de las radiaciones ultravioletas, el agujero de la capa de ozono lleva 30 años protegiendo a la Antártida del deshielo producido por el cambio climático. En pocas palabras, que aquí también se cumple la teoría de que lo que es bueno para una cosa es malo para otra. Así es la vida.
El último estudio del Comité Científico de la Investigación Antártica (SCAR, en sus siglas en inglés), titulado 'Medio ambiente y cambio climático en la Antártida', recoge los datos recabados por un centenar de científicos especializados en el continente blanco y destaca la participación del 'British Antarctic Survey' (BAS). Así, si hace 25 años el mundo ponía en el punto de mira al recién descubierto agujero en la capa de ozono y los líderes de las grandes potencias se reunían en Montreal (Canadá) para frenar su expansión, los científicos revelan ahora cómo este fenómeno ha sido capaz de crear un escudo que amortigua el impacto del calentamiento global en la Antártida.
Según informó ayer el BAS, el proceso es muy sencillo: el agujero ha intensificado la incidencia de los vientos fríos en torno al continente helado, en especial los procedentes del polo sur (denominados 'vórtex') y los de poniente, contribuyendo al mantenimiento de las temperaturas habituales de la zona.
No obstante, no todas las regiones se han beneficiado de la misma forma, ya que la Antártida Occidental (tradicionalmente más afectada por el deshielo) y la costa más oriental de la Península Antártica sí han registrado un aumento "leve" de las temperaturas, sobre todo en los meses de verano.
En opinión del profesor John Turner, miembro del BAS, se trata de "una prueba asombrosa de cómo un fenómeno medioambiental creado por el hombre ha sido capaz de aislar a la Antártida del calentamiento global".
Por otra parte, el estudio recuerda que a lo largo de este siglo el agujero en la capa de ozono se irá "curando", con lo que el efecto invernadero podría comenzar a acechar al continente blanco en las próximas décadas, lo que provocaría el aumento de las temperaturas de la zona en 3 grados centígrados.
¿Qué hacemos ahora entonces? ¿Nos ponemos a utilizar aerosoles a lo loco para salvar la Antártida??? ¿Será peor el remedio que la enfermedad? Algo se podrá hacer para evitar una cosa y la otra, ¿no? Qué desazón.
Al menos, tenemos el consuelo de pensar que, hagamos lo que hagamos, bien hecho estará. (¿O no...?)

jueves, 26 de noviembre de 2009
viernes, 6 de noviembre de 2009
Cuestión de narices

Gracias a los sentidos, las personas permanecemos enraizadas a este mundo. El oído, la vista, el tacto o el gusto nos permiten reconocer todo lo que existe. Pero el olfato es, de largo, el que más memorias vívidas es capaz de evocar.
Un trabajo publicado recientemente en 'Current Biology' explora minuciosamente los entresijos de la memoria olfativa. El estudio revela cómo los olores se quedan grabados en el cerebro, y eso que la evolución nos ha privado de la magnitud olfativa propia de los animales. En nuestro mundo, distinguir los olores ya no es una cuestión de supervivencia pero el cerebro de los seres humanos conserva aún algunos vestigios de lo que al principio de los tiempos fue un potente sentido. Así, podría decirse que las personas que tienden a olerlo todo poseen un mayor instinto animal o primitivo que aquellas que se sirven única o principalmente de la vista, por ejemplo.
Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencia (Israel) describen un sorprendente descubrimiento: la primera asociación de un objeto con un olor tiene una representación cerebral única. "Esta grabación de los recuerdos olorosos iniciales es similar para los olores agradables y desagradables, pero es única a estas sensaciones", explican. Esta capacidad para recordar olores concretos es muy sorprendente si se tiene en cuenta que las neuronas del epitelio olfatorio tienen una vida media de 60 días. Tras su muerte, son reemplazadas por otras células nerviosas que deben establecer de nuevo las sinapsis. Una extremada precisión en el recambio celular (cada sustituta ocupa un lugar concreto) permite que los recuerdos no desaparezcan.
Cualquiera, por su experiencia personal, sabe de la capacidad del olfato para traer o evocar recuerdos. La sensación que producen los olores en nuestra memoria puede ser más fuerte, profunda y real que la que nos brinda la vista, el oído o el gusto. Sin embargo, hay más datos que hablan de las profundas raíces de este sentido. Por ejemplo, la pérdida total del olfato (denominada anosmia) puede ser un síntoma precoz del Alzheimer, el síndrome de Churg-Strauss u otras enfermedades neurodegenerativas. Pero también puede ser un simple resfriado. De cualquier modo, sería bueno que a partir de este momento dediquemos parte de nuestros esfuerzos a mantener despejadas las fosas nasales. Y ahora que sabemos que los recuerdos olfativos permanecerán en el disco duro por bastante tiempo, haremos bien en 'meter las narices' en todo aquello que queremos y nos haga sentir bien. Sólo entonces, tal vez podamos responder a la pregunta de a qué huelen las nubes o a qué huele la amistad, el amor... o la vida misma.
Un trabajo publicado recientemente en 'Current Biology' explora minuciosamente los entresijos de la memoria olfativa. El estudio revela cómo los olores se quedan grabados en el cerebro, y eso que la evolución nos ha privado de la magnitud olfativa propia de los animales. En nuestro mundo, distinguir los olores ya no es una cuestión de supervivencia pero el cerebro de los seres humanos conserva aún algunos vestigios de lo que al principio de los tiempos fue un potente sentido. Así, podría decirse que las personas que tienden a olerlo todo poseen un mayor instinto animal o primitivo que aquellas que se sirven única o principalmente de la vista, por ejemplo.
Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencia (Israel) describen un sorprendente descubrimiento: la primera asociación de un objeto con un olor tiene una representación cerebral única. "Esta grabación de los recuerdos olorosos iniciales es similar para los olores agradables y desagradables, pero es única a estas sensaciones", explican. Esta capacidad para recordar olores concretos es muy sorprendente si se tiene en cuenta que las neuronas del epitelio olfatorio tienen una vida media de 60 días. Tras su muerte, son reemplazadas por otras células nerviosas que deben establecer de nuevo las sinapsis. Una extremada precisión en el recambio celular (cada sustituta ocupa un lugar concreto) permite que los recuerdos no desaparezcan.
Cualquiera, por su experiencia personal, sabe de la capacidad del olfato para traer o evocar recuerdos. La sensación que producen los olores en nuestra memoria puede ser más fuerte, profunda y real que la que nos brinda la vista, el oído o el gusto. Sin embargo, hay más datos que hablan de las profundas raíces de este sentido. Por ejemplo, la pérdida total del olfato (denominada anosmia) puede ser un síntoma precoz del Alzheimer, el síndrome de Churg-Strauss u otras enfermedades neurodegenerativas. Pero también puede ser un simple resfriado. De cualquier modo, sería bueno que a partir de este momento dediquemos parte de nuestros esfuerzos a mantener despejadas las fosas nasales. Y ahora que sabemos que los recuerdos olfativos permanecerán en el disco duro por bastante tiempo, haremos bien en 'meter las narices' en todo aquello que queremos y nos haga sentir bien. Sólo entonces, tal vez podamos responder a la pregunta de a qué huelen las nubes o a qué huele la amistad, el amor... o la vida misma.

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