viernes, 20 de febrero de 2009

Anestesiar los malos recuerdos


Es la primera vez que un experimento de este tipo se realiza en humanos. En breve, es posible que podamos borrar recuerdos relacionados con nuestros miedos a través de un mecanismo muy sencillo. Bastará con administrar al paciente una dosis de propranolol antes de la evocación del recuerdo. Este sencillo gesto 'rompe' el proceso de reconsolidación de la memoria y ésta desaparece o permanece en el olvido.

La ciencia descubrió que durante los primeros compases de formación de un recuerdo era posible actuar sobre ellos y hacerlos desaparecer. Durante años, se creyó, sin embargo, que los recuerdos ya consolidados en la memoria eran inamovibles. Pero pronto numerosas investigaciones realizadas en animales dieron con su talón de Aquiles: la reconsolidación. Cada vez que se evoca una determinada memoria, ésta puede ser modificada y, por tanto, eliminada. Ahí fue donde centraron sus esfuerzos los especialistas en la materia.

Merel Kindt y sus colegas del Departamento de Psicología Clínica de la Universidad de Amsterdam decidieron poner en marcha con seres humanos lo que otros habían llevado a cabo en animales. Un total de 40 sujetos se prestaron para el ensayo que borraría de sus mentes un recuerdo que se les había creado mediante un sencillo ejercicio de condicionamiento del miedo (mostrándoles fotos de arañas).
Un día después de la adquisición de ese miedo, la mitad de los participantes recibió un placebo y la otra una dosis de 40 mg de propranolol y se dispusieron para la reactivación del recuerdo. Veinticuatro horas más tarde, aquellos que habían tomado el fármaco no mostraron reacción de miedo frente al estímulo (en este caso, las imágenes de arañas) en contra de lo que ocurría en el grupo del placebo.

Sencillamente, no tenían miedo a las imágenes porque no recordaban que debían tenerlo. "Un resultado muy prometedor para el tratamiento de memorias intrusivas (aquellas persistentes e indeseadas) tales como las que suceden en el síndrome de estrés postraumático", explica Joseph LeDoux, catedrático de Neurociencia y Psicología en la Universidad de New York, uno de los máximos exponentes en este campo.

El propranolol, un fármaco consumido por millones de hipertensos en el mundo, actúa sobre los receptores beta-adrenérgicos de la amígdala (estructura cerebral relacionada con el aprendizaje emocional y la modulación de la memoria) durante el procesamiento de información emocional. Es posible, según aventuran los investigadores en la revista 'Nature Neuroscience', que "interrumpa la síntesis de proteínas de la memoria amigdalar del miedo, provocando la alteración de ese recuerdo". Así, estos hallazgos muestran que podremos desarrollar técnicas que reduzcan permanentemente miedos como los del estrés postraumático, fobias y otros trastornos de ansiedad.
Una vez más, medicina para el alma. Afrontar los sentimientos negativos puede ser un proceso muy doloroso; por tanto, mejor anestesiarlos, huir de ellos. Muerto el perro, acabada la rabia. Se acabaron los tiempos en los que "no quedaba otro remedio" que elaborar nuestros miedos y traumas, desmenuzarlos hasta superarlos, de manera que se asumían como algo natural de la persona, como condición para crecer.
El sufrimiento, al igual que la felicidad, es algo intrínseco del ser humano, propio sólo de él. Pero su camino puede resultar largo y tortuoso, así que no es de extrañar que caigamos en la tentación y valoremos las posibilidades que nos ofrece el atajo. Y es que cada vez somos más química y menos física, más experimento de laboratorio que hombres y mujeres con penas y alegrías. Falta afectividad, empatía, personas que cojan el toro por los cuernos. Sin embargo, he decidido incluir esta noticia en mi neurona positiva por dos cosas. Una, porque representa la lucha del hombre contra su naturaleza, algo que sólo puede conseguirse con esfuerzo, ambición, capacidad de trabajo y ansias de superación. Y dos, porque, en el fondo, me dan mucho miedo los toros, así que puede que no esté de más tener a mano algo que me haga más llevadera una posible empitonada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me resulta difícil expresar con pocas palabras mi parecer ante esta noticia, y ante tu reacción.
Lo que sí he podido comprobar con sorpresa es que tres personas de mi entorno, que toman ese medicamento, tienen un comportamiento parecido con respecto al tema que nos ocupa.