domingo, 30 de noviembre de 2008

SATURNO NIGHT


En todo Sistema que se precie, vive un insurgente, alguien que va contracorriente y desafiando la norma. Y Saturno es el planeta rebelde del Sistema Solar. El planeta de los anillos va a su marcha, fijando sus propias reglas dentro del orden del universo, sabedor de su atractivo y diferenciación.

Personalmente, siempre me ha caído bien Saturno, me parece un planeta muy molón. Siempre me lo imagino bailando en plan discotequero o jugando al hula hop con sus anillos. Y es que su velocidad de rotación es de vértigo. Con lo grande que es (tiene 764 veces el volumen de la Tierra), sólo tarda poco más de 10 horas en girar sobre sí mismo. Por eso sus polos se ven tan achatados, es tremendo. Al mismo tiempo, sus anillos (compuestos de millones de partículas de diferentes tamaños) giran con rapidez alrededor de él, como animándole a que se mueva más rápido cada vez. Eso sí, para dar la vuelta completa a su órbita se toma su tiempo, ya que tarda casi 30 años. Que uno es chulo, pero no le gusta que le agobien.

Además, como todo gran líder, Saturno tiene girando a su alrededor un gran número de satélites (de momento, se han descubierto 60). Los dos más importantes son Titán -la única luna del Sistema Solar con una atmósfera importante- y Encélado, donde, según ha publicado esta semana la revista científica Nature, se han encontrado columnas de vapor de agua en las que se producen chorros de gases de alta densidad. Esto podría ser importante, ya que se deduce así la posible existencia de agua líquida a poca profundidad de su superficie.

La atmósfera de Saturno es de hidrógeno, con un poco de helio y metano. Vamos, que si una persona consiguiera respirar allí por un momento saldría hablando como la duquesa de Alba y con su mismo pelo. Esto le convierte en el único planeta que tiene una densidad menor que el agua. De hecho, si encontrásemos un océano suficientemente grande, Saturno flotaría en él. ¿No es maravilloso?

Saturno es frío en la superficie y ardiente de corazón. Su enorme distancia del Sol -se encuentra diez veces más lejos que la Tierra- hace que la temperatura en las nubes descienda hasta los 139 grados bajo cero. Pero en su núcleo hay temperaturas en torno a los 12.000 k, aproximadamente el doble de la temperatura que tiene la propia superficie solar. Esto le hace irradiar más calor al exterior del que él mismo recibe. Y no es algo muy habitual en el mundo en que vivimos. Eso sí, cerca de su ecuador, el viento sopla a 500 km por hora, aunque ha llegado a soplar incluso a 450 metros por segundo.

Visto desde la Tierra, Saturno aparece ante nuestros ojos como uno de los objetos más brillantes que existen en el cielo nocturno. Siempre rodeado de sus incondicionales anillos parece decir: "Aquí estoy, ven si te atreves, te lo pasarás bien". Y tú bien sabes que morirías en el intento, que te mareas a la primera de cambio, que su movimiento y su fuerza te arrastrarían en una espiral que nunca podrías controlar. Pero, ay, tu alma es ingrávida, etérea. Y sólo anhela fundirse en él.

1 comentario:

Anónimo dijo...

He pasado un momento estupendo leyendo este contenido. Y también creo que entiendo tu final.